El drama de Nino

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Luego de que Jotaro recibiera la dirección del hotel donde se hospedaba Nino y las otras chicas, él tomó un taxi para ir ahí de inmediato, o al menos reducir el tiempo que tardaría en llegar ya que no sería de inmediato. Por fortuna, no había demasiado tráfico y pudo llegar a su destino en apenas unos pocos minutos desde que había subido. Jojo pagó al chófer dejándole un poco de propina y bajó del vehículo.

El joven ingresó al hotel y abordó en uno de los tantos ascensores que habían disponibles en el lobby. De acuerdo a la información que Ichika le había mandado, la habitación de sus tres hermanas que habían llegado apenas hace unos pocos días, se encontraba en el piso 27 y el número de la habitación también venía en el mensaje.

Después de pulsar el botón del piso al que quería dirigirse, solo le quedaba esperar pacientemente a llegar rápido.

De verdad que estaba fastidiado. Apenas había empezado a tener contacto con las chicas y ya se estaba metiendo en problemas innecesarios que tenía antes de que ellas volvieran a su vida. Sin embargo, el joven Kujo tenía sentimientos encontrados; le agradaba volver a ver a las chicas y que no hubieran cambiado en todo ese tiempo pero también le irritaba los dramas ridículos que provocaban.

¿Es qué jamás iban a madurar?

A simple vista, parecía que Jotaro seguía siendo esa misma persona de hace cinco años, pero más a fondo, había cambiado bastante dejando de ser tan malhablado y mucho más tolerante que antes, además que ahora era más abierto a la charla. Claro, su personalidad seria y distante siempre estará presente, pero como persona iba teniendo cambios que reflejaban su madurez. Como el hecho de ser padre, esto prácticamente lo obligó a cambiar demasiado en poco tiempo.

La paternidad si que hacía su efecto.

Tras esperar unos cuantos largos minutos, la puerta del elevador se abrió en el piso correspondiente y Kujo salió de este para comenzar a caminar en dirección a la habitación donde se hospedaban Itsuki, Miku y Nino. No tardó demasiado en encontrarlo y tocó la puerta unas pocas veces.

—¿Quién es? —preguntó una voz femenina detrás de la puerta y por su tono suave y calmado, podía deducirse fácilmente que se trataba de Miku.

Pero de nuevo, tocó varias veces sin hablar. Sabía que si decía que se trataba de él, lo más seguro era que Nino no permitiría que él entrase así que tuvo que dejar las respuestas a un lado.

Sin mas, Miku abrió la puerta mirando a aquel chico de vestimenta blanca que tenía una seria e indiferente mirada en su rostro. Antes de que la castaña pudiera reaccionar o hacer algo, él entró sin siquiera pedir permiso. Lo primero que observó, fue dos camas grandes en el centro de la habitación, y por supuesto, Nino estaba acostada en una de ellas ocultando su rostro en la almohada.

—J-Jotaro...

—¿Qué demonios pasa contigo, Nino? —cuestionó Jotaro ignorando a Miku y acercándose directamente a donde se encontraba Nino—. ¿Qué pensabas para irte así?

—¡Vete de aquí! —vociferó la pelirosa arrojando la almohada en dirección al rostro de Jojo que la atrapó con suma facilidad—. ¡Sabías que te amo mucho y aun así te atreviste a hacerme esto, infiel!

El pelinegro desvió la mirada comenzando a irritarse. ¿Qué tan dramática podría ponerse Nino haciendo todo un escándalo por algo sin sentido como eso? De cualquier forma, él ya se había decidido a arreglar eso y comenzó a acercarse mucho más hasta la cama. 

—¡Cierra la maldita boca, pero que ruidosa! —gritó él completamente enfadado logrando silenciar los llantos de la joven que quedó estática—. ¿Estás escuchando las estupideces que dices? ¿Cómo puedes decirme infiel si ni siquiera fuimos pareja en ningún momento?

Un tutor muy serioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora