Epílogo

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La fiesta de celebración entre Jotaro e Ichika había finalizado. Gran parte de los invitados ya estaban bastante tomados y ebrios, lo cual los obligaba a retirarse a descansar, como en el caso de Polnareff, Kakyoin y Joseph que se habían pasado de tragos cuando festejaron con el hombre que protagonizaba aquel hermoso casamiento. 

También contaba el hecho de que ya eran las dos de la mañana así que demasiado temprano no era. La fiesta fue dada por concluida y las personas comenzaron a marcharse a sus hogares y proseguir con sus rutinas cotidianas como lo era ir a trabajar o resolver los asuntos diarios.

Claro, la pareja de recién casados no era la excepción y estos también se iban a dirigir a su nuevo hogar.

Ichika aún seguía teniendo como hogar oficial el departamento con sus hermanas pero luego de que su esposo consiguiera una casa para ellos dos solos, vio que era el momento de empezar a pasar más tiempo en tal lugar. Aunque iba a ser un poco difícil. Sabía que en el futuro habrán épocas en las que esté fuera de casa debido a su agotador trabajo de actriz, que muchas veces la tendrá muy ocupada. Bueno, en realidad, Jotaro tampoco estaría siempre su casa. Cuando fuera la hora de viajar para realizar sus investigaciones, tendría que estar ausente durante un periodo prolongado.

¿Y qué pasaría con la pequeña Jolyne?

Bueno, no hay nada de que preocuparse cuando hay muchas personas dispuestas a cuidarla, como su abuela Holy o el resto de quintillizas Nakano; como Nino y Miku que podrían cuidarla mientras trabajan en su restaurante; Yotsuba podría hacerse cargo de ella cuando no hubieran competiciones; o Itsuki, ella es una mujer muy responsable, seguro que haría un buen trabajo.

Pero nada de eso tenía relevancia en ese día tan especial. Ya tendrían tiempo de sobra para pensar en los planes futuros de su vida. Lo único que quedaba, era disfrutar de su nueva vida como marido y mujer.

—¡Oye, Jo-kun! —Nino llamó a Jotaro que estaba a punto de entrar a su automóvil junto a Ichika.

—¿Qué?

—¡Más te vale que tengas cuidado con ella, es su primera vez!

—¡Cielos, Nino! ¡Deja de decir esas cosas tan vergonzosas en público! —se quejó la pelicorto ocultando su rostro enrojecido entre sus manos.

—¿De verdad es lo primero que pasa por tu cabeza? —Jotaro miró incómodo al resto de quintillizas que empezaron a imaginarse ese escenario—. Son unas asquerosas.

—¡E-Es obvio que como m-marido y mujer, ustedes harán "eso" en su primera noche! ¿O no? —cuestionó Yotsuba igual o más apenada que todas sus hermanas.

—¿Pueden cerrar la boca, malditas pervertidas?

—¡Es cierto! —Itsuki apoyó al joven—. ¡Dejen de pensar en cosas indecentes y mejor vayámonos a descansar!

—Ugh... Está bien —aceptó Nino de mala gana, cruzándose de brazos—. Los veremos mañana para planear la luna de miel y decidir a que lugar iremos.

—¿Iremos? —preguntó el pelinegro confuso.

—¿No te enteraste, Jotaro-kun? —Ichika observó a su esposo con una sonrisa nerviosa—. Las chicas y yo, decidimos que viajaríamos todos juntos...

—¿Por qué no me sorprende?

—Tengan buenas noches —se despidió Miku, yéndose junto a sus demás hermanas de vuelta a casa.

Sin más distracciones, Ichika y Jotaro entraron al automóvil, este último, en el lugar del conductor para conducir hasta la nueva casa que había adquirido con todos sus ahorros, unos días después de haber llegado a Japón. Incluso si no pensaba casarse, él ya tenía en mente conseguir un nuevo hogar para que pudiera vivir con su hija tranquilamente. Sin embargo, hubo un cambio de planes y ahora se sumaría una nueva integrante a la familia Kujo.

—¿Dónde está Jolyne? —preguntó Ichika al notar la ausencia de su nueva hijastra.

—Se la llevó mamá. Dijo que quería pasar tiempo con su nieta y no pude negarme —contestó él, con la mirada hacia adelante y las manos puestas en el volante.

—¿E-Eso significa qué...?

—Guarda silencio, por favor, intento concentrarme.

—Ya veo... —Ichika pasó de estar avergonzada, a mostrar una sonrisa seductora—. Parece que incluso el serio Jotaro-kun, también está nervioso, ¿no?

—C-Cállate.

—¡Deberías tenerle más respeto a tu esposa, Kujo Ichika! —contestó ella haciendo un puchero fingiendo estar enojada.

—No te queda para nada mi apellido —aseguró el joven pelinegro esbozando una sonrisa.

—Supongo que tienes razón... —La pelirosa se encogió de hombros, mirando el bello rostro de su tutor—. ¿Se te ocurre algún lugar para irnos de luna de miel? Probablemente a las chicas les guste saber tu opinión.

—Me gustaría ir a Italia.

—¡Ah, suena increíble! Parece que te has vuelto más cooperativo, ¿no es así, cariño?

—¿Cómo me dijiste? —Al llegar a un cruce peatonal, el auto frenó, dándole la oportunidad a Jotaro de mirarla al rostro.

—"Cariño" ¿Te gusta? Pensé que debíamos ser más cercanos. ¿Por qué no pruebas a decirme algo como "mi amor"? —se burló la chica, notando los nervios de su esposo y tomando la oportunidad de mofarse.

—Yare yare... No haré esas ridiculeces. Con que sepas que te amo, es más que suficiente.

—Yo también te amo, Kujo Jotaro.

Aprovechando que el semáforo estaba en rojo, ambos se dieron un tierno beso en los labios.

Fin del epílogo.

N/A:

Kakyoin es el cuerno.

Kakyoin es el cuerno

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She wins

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Un tutor muy serioOnde histórias criam vida. Descubra agora