IX. Explórame

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Candice.
18 años.

Los labios de Niklaus se mueven feroces sobre los míos, sacándome pequeños suspiros a medida que sus besos y caricias se van haciendo cada vez mas profundos y posesivos, comenzando una lujuriosa batalla entre nuestras lenguas.

Mis manos recorren su espalda desnuda con suavidad, tirando de él para pegarlo más a mi cuerpo y dejándome sentir su duro torso desnudo contra mis pechos también desnudos. Mis piernas se encuentran enroscadas en sus caderas, haciendo presión sobre su culo con mis talones para así poder sentir su dura entrepierna, aún enjaulada en sus pantalones, contra la mía cubierta por las finas bragas.

Ambos gemimos sobre la boca del otro mientras nuestros centros se friccionan con pasión y nuestras manos no pueden estar quietas sobre el otro, buscando tocar cada minúsculo espacio de piel y explorándonos con las ansias de dos personas que han deseado hacerlo por años.

-Nik - gemo con súplica sobre su boca cuando una de sus manos baja hasta el borde de mis bragas y comienza a darle suaves caricias a mi vientre bajo, sin ahondar en ellas tanto como me gustaría.

Una sonrisa deforma sus labios sobre los míos al escucharme suplicarle y le obliga a separar nuestras bocas para mirarme desde arriba con sus ojos totalmente oscurecidos y con aquel brillo lujurioso que tanto me gusta.

-Iremos lento, bebé. Es nuestra primera vez y la disfrutaremos - advierte con suavidad, rozando mis labios y dedicándome una encantadora sonrisa que no hace más que aumentar la humedad entre mis piernas -. Te disfrutaré - susurra y la sonrisa se niega a borrarse.

Lentamente, retiro mis manos de su espalda y las subo hacia su rostro, posicionando mis manos en sus mejillas para darles suaves caricias y mirarle con ternura y un poco de sorpresa.

-¿Nunca...? - dejo la pregunta sin terminar al observar la indignación en sus facciones cuando entiende cual va a ser mi cuestionamiento.

-Nunca follararia con una mujer que no fueras tu, Candice. He sido tuyo desde el mismo momento en que te conocí. Mi virginidad te pertenece y siempre lo ha hecho - suelta con severidad, regalándome una dura mirada, antes de adentrar su mano en mis bragas con suavidad, sacándome todo pensamiento racional al sentir sus dedos tocando mi intimidad tan abiertamente.

Sin poder evitarlo, me sonrojo intensamente y cierro mis ojos con vergüenza al sentirle tantear mi piel debajo de las bragas, sacándome la respiración cuando uno de sus dedos delinea la costura de mis pliegues con suma suavidad.

-Abre los ojos para mi, bebé - demanda con ronquedad, aún sin dejar de pasar su dedo por mi intimidad en suaves caricias que van de arriba abajo, provocándome pequeños suspiros.

Lentamente, abro mis ojos, totalmente sonrojada y con la vergüenza y el deseo mezclados en mi mirada. Al contrario de mi, en su expresión no hay más que ternura y aquella oscuridad que me aseguraba que él se encuentra tan deseoso como yo.

Una vez nuestras miradas se conectan, Nik procede a adentrar sus dedo entre mis pliegues, presionando su pulgar sobre mi clitoris con suavidad y comenzando a darle pequeños toques que me ganan un gemido agudo al sentirle tocarme allí. Otro de sus dedos baja hasta mi húmedo canal, sacándome la respiración cuando lentamente comienza a bordearlo en dulces caricias.

-Niklaus - no puedo evitar gemir alto su nombre cuando le siento aumentar las caricias sobre me deseoso botón y comenzar a introducir su dedo en mi con lentitud.

Sus ojos se oscurecen aún más cuando me escucha llamarle y una sensual sonrisa se apodera de sus labios antes de bajar un poco sobre mi y llevar su boca a la mía para dejar un dulce y corto beso que me deja deseando por más. Su mirada nunca se aparta de la mía mientras me besaba y sigue con aquellas gentiles y placenteras caricias en mi centro.

Su paraíso en el infierno ✔️Where stories live. Discover now