XVI. Dámelo

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Candice.
18 años.

Un suave y ronco gemido escapa de los labios de Niklaus cuando absorbo con suavidad uno de sus pezones desnudos, sacándome una pequeña sonrisa mientras le observo comenzar a desperezarse a mi lado en la cama.

Ansiosa por volver a tenerle dentro de mi como lo he tenido durante dos días enteros y repetidas veces, me subo sobre su regazo y fricciono mi humedad contra su duro y muy despierto miembro, sacándole un gruñido gutural y terminando de despertarlo.

-Buenos días para ti también, mi amor - se burla con ronquedad, antes de llevar sus manos a mi culo para obligarme a restregarle mi humedad con más ímpetu mientras en lo que se endereza y queda frente a mi, conmigo en su regazo y con su oscurecida mirada devorándome con un hambre que parece no menguar nunca.

Luego de la tensa entrecruzada con mis padres, hemos pasado dos días enteros encerrados en su habitación y poniéndonos al día con el otro. Conociendo nuestros cuerpos cómo no habíamos podido hacerlo en el pasado y haciendo el amor incesantemente.

Pero, pese a haberlo tenido para mi sola durante dos días enteros, pese a que Nik me ha mimado a cada hora y minuto que estuvimos juntos y pese a que yo he hecho lo mismo con él, siento que el tiempo que hemos pasado no fue suficiente en lo absoluto.

Nunca será suficiente. Cada día, cada hora, cada momento que pasamos juntos lo amo aún más.

Un alto gemido se escapa de mis labios cuando Niklaus me embiste sin miramientos, sacándome de mis pensamientos y obligándome a aferrarme a sus hombros para no caer hacia atrás al mismo tiempo en que él me observa desde abajo con satisfacción.

-Niklaus - grito cuando la punta de su miembro llega hasta el fondo de mi interior y estira mis paredes tan placenteramente mientras sus manos amasan mi culo con rudeza y me obligan a moverme en círculos sobre él.

-Eso es, mi amor, grita por mi - jadea Nik, antes de llevar sus labios a mis pechos y comenzar a lamer y morder mis pezones erguidos al mismo tiempo en que sus manos tiran de mi piel y me obligan a subir sobre él, abandonando su ereccion en el proceso y volviendo a bajar, embistiéndome dura y certeramente con su duro miembro.

Jadeando y gimiendo como loca, me arqueo sobre él y tiro mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza mientras sus labios siguen devorando mis pechos y su miembro me hace suya con rudeza debajo de mi.

-¡Nik! - grito cuando tira de uno de mis pezones y su miembro me embistie con fuerza, logrando llevarme casi a mi límite.

-Dámelo, bebé - demanda Niklaus con ronquedad, tomándome con más fuerza del culo y obligándome a intensificar los movimientos sobre él mientras su boca no le da tregua a mis senos y su miembro me embiste con rudeza.

Abrumada y totalmente ida por el placer, tiro de su cabello con fuerza y le obligo a dejar de torturar mi pezon para poder elevar su rostro y estampar mi boca en la suya, devorando sus labios con salvajismo y montándo su miembro desenfrenadamente.

Se siente tan bien, tan correcto.

-Candice - gime contra mi boca Niklaus cuando mis paredes se contraen a su alrededor y mis manos se aferran a su cabello con fuerza, presa del comienzo de mi liberación.

Ya casi...

Un fuerte grito escapa de mis labios y termina en los suyos cuando mi orgasmo explota en fuertes oleadas de placer, aumentando las contracciones de mis paredes y llevando al límite al hombre debajo de mi, quien termina separando nuestras bocas y, en cambio, baja sus labios a mi cuello para ahogar en mi piel el potente gemido que le quita su propia liberación, la cual riega en mi interior.

Su paraíso en el infierno ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora