XII. Explícame

10.2K 823 57
                                    

Candice.
18 años.

-¿Qué quieres decir con una celda para ti? - susurro con desconcierto en lo que le miro con recelo y bajo lentamente mis manos para posarlas en sus tensos hombros -. Explícame, por favor - suplico cuando se queda callado por unos segundos.

Niklaus, analiza mi gesto con cautela, antes de soltar un suspiro de frustración al no ver otra emoción en mi cara que no sea de sorpresa, para luego mirar hacia abajo, donde nuestros cuerpos se unen firmemente, demostrando en su mirada un abatimiento que comprime a mi corazón.

-Desde que tengo recuerdo, mi padre me encerraba en aquella habitación cuando no le obedecía o cuando no hacía algo como él quería - suelta con seriedad, comenzando a darle caricias a mi cintura con sus pulgares distraídamente y pareciendo estar recordando los hechos mientras sigue con su mirada hacia abajo y con sus suaves caricias.

Sus palabras y su gesto oscurecido, logran agrandar el agujero en mi pecho y llenar mis ojos de lágrimas al imaginar a un pequeño niño rubio dentro de esa oscura y tétrica habitación, con su pequeño tobillo encadenado a una de las paredes y con el rostro embargado de miedo al encontrase allí solo.

Oh, mi amor, cuánto lo siento.

Conteniendo mis lágrimas y el nudo creciente en mi garganta, vuelvo a subir mis manos a su rostro y le obligo a levantar su cabeza hacia mi, encontrándome con sus claros ojos embargados de ira, rencor y... dolor.

Abrumada por la nueva información y por aquel sentimiento de impotencia que su confesión me ha producido, me pongo de puntas de pie entre sus brazos y tiro un poco de él para poder unir nuestras frentes en un suave toque que le saca un pequeño suspiro y que le da las fuerzas para seguir hablando, aún con aquellas oscuras sensaciones desbordando de sus ojos.

-La mayoría de las veces solía golpearme hasta el cansancio o encerrarme durante días sin comida y agua para obligarme a aprender a respetarle - escupe las palabras con sorna, pareciendo rememorar los hechos mientras me observa perdidamente y se aferra a mi cuerpo con fuerza, elevándome unos centímetros sobre el suelo.

Sin poder evitarlo, las lágrimas comienzan a desbordar de mis ojos con rapidez, agrandando el agujero en mi pecho al sentir la fuerza con la que me envuelve con sus brazos, casi pareciendo estar a punto de romperse.

-Ohh, Nik - gimo y siento las lágrimas bajar por mis mejillas incontrolablemente, antes de levantar mis piernas en el aire para aferrarme a su cintura y envolver su cuello con mis brazos, bajando mi rostro a la curvatura de su hombro y escondiéndome allí en lo que me abrazo a su cuerpo con desesperación -. Lo siento tanto, mi amor - susurro contra su piel, empapándolo con mis lágrimas y abrazándole con fuerza.

-No lo hagas, Candice, no lo sientas - dice con suavidad, antes de dejar un suave beso sobre mi coronilla y subir una de sus manos a mi nuca para luego suavemente del cabello de esa zona y obligarme a volver a enderezarme y verle -. Tu lo mejoraste todo - asegura con una pequeña sonrisa y observándome con aquel brillo que tanto me gusta ver en sus claros ojos.

Su confesión hunde mi entrecejo en confusión y le dedico una mirada sorprendida que logra agrandar un poco más su sonrisa. Su mano tira de mi nuca y une nuestras frentes con suavidad, conectando nuestras miradas y logrando erizar cada vello de mi cuerpo al observar la intensidad con la que sus ojos me admiran.

-Pensarte todos estos años, saber que en un futuro tendría a alguien con quien compartir mi soledad, eso fue lo que me salvó de mi mismo todos estos años. Puede que fuera egoísta, pero decidí aferrarme a ti aunque no nos conociéramos y gracias a eso logré sobrevivir - confiesa con suavidad -. Ese era mi infierno de cuatro paredes hasta que tú llegaste y lo convertiste en mi paraíso personal - susurra roncamente.

Su paraíso en el infierno ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora