𝐌𝐈𝐂𝐇𝐀𝐄𝐍𝐆┊Mina es una chica solitaria y amargada, no le gusta estar rodeada de personas y mucho menos vivir con alguien, sin embargo, un día las cosas cambian cuando por accidente, o no tanto, un pequeño felino entra a su casa y se lleva una...
Nayeon llevaba más o menos dos horas explicándole a las menores lo que sucedía en esa dichosa "luna de miel", Momo entendía un poco más que las otras tres, que se veían la cara y desviaban la mirada al suelo.
Sana era demasiado inocente como para que le explicara eso, Jihyo aunque entendía se hacía la que no porque no quería imaginarse a sus unnies haciendo aquello y Chaeyoung mordisqueaba sus uñas con desesperación.
Eso pasaría en la de ella, sabía como era Mina con ese tipo de cosas, podía ser muy lenta o demasiado rápida y la forma en como se comporta antes de todo eso era bastante insoportable.
— Yo creo que deberíamos comprar algunas cosas para ti Chaeyoung —Frunció los labios y miró a su mejor amiga— Jihyo no sabe de este tipo de cosas, no las mires nosotras dos te ayudaremos.
— Me dan miedo cuando están unidas —Sana se apartó y se sentó al lado de Jihyo que bostezaba sin parar.
Chaeyoung no entendía a dónde la llevarían pero no dijo que no, tres chicas salieron de esa casa a uno de los lugares más extraños y vergonzosos que visitaría la menor de ellas.
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— Y Dahyun me dijo que no me comiera eso, lo hice y estuve tres días con dolor de estómago —Señaló la zona afectada y su labio inferior se abulto, haciendo suspirar a las personas que pasaban a su lado, Hirai Momo era la sensación para las personas que la conocían y más de las que no la conocían.
Con su cuerpo bien trabajo, sus rostro adorable y angelical, sumandole las expresiones faciales y su enorme sonrisa, podía derretir hasta un iceberg si se lo proponía.
Bajó las manos a su estómago y lo frotó con molestia, sus cejas frunciendose y el mohín que minutos atras tenía desaparecido dando paso a una elevación de sus comisuras, sonrió por la cosa que le señaló la mayor.
— Esto te quedará perfecto, y tiene un huequito para la colita —Chaeyoung cubrió sus rostro con ambas manos sintiendo el calor invadir sus mejillas.
La vergüenza de estar en un lugar como ese la consumía y no podía culpar a ninguna de las dos, ella había aceptado la invitación incluso estaba feliz de explorar esta zona, Mina era demasiado difícil de convencer y esto sería una ayudita extra.
— Pasamelo —Se lo arrancó de mala gana y apuntó los vestidores con la prenda— Más les vale que me quede bien porque será lo único que me probare.
Las otras dos chicas se escogieron de hombros y siguieron buscando cosas, para ellas, con enormes sonrisas decorando sus rostros, Nayeon bajó la mano a su, muy abultado, vientre y lo acarició, la pequeña se movía con rapidez pateando una esquina, lo que produjo un malestar enorme en ella.
Su estomago se revolvió, el doctor había dicho que las nauseas bajarían, tal parece que la pequeña Jennie peleaba sucio, se apoyó del asiento frente a ella y carraspeo.
— ¿Estas bien? —Momo llegó preocupada comiéndose un helado, le había dicho que no podía entrar pero movió sus influencias y cuando digo influencias me refiero a su sonrisa y ojitos pispiretos.
— Si, es que la tonta de Jennie se movió mal —Murmuró y se sentó como pudo en la silla— Puedo estar en mi forma humana pero el embarazo es rápido como el de un conejo.
— Claro eres mitad conejo —Rodó los ojos y metió otra cucharada del helado a su boca, moviendo la lengua en este para que se derretiera y solo quedará el sabor.
— ¿En serio?, no sabía —Ironizó.
— Es estupido de tu parte porque tienes la colita de uno y las orejitas igual —Sonrió mientras comía más del helado, Nayeon se golpeó la frente y luego se quejó, tenía la mano muy fuerte y no la sabía controlar en ocaciones como ésta.
En las que se pegaba ella misma, por idiota o impresionada de la chica que salía de los vestidores con el traje más provocador que haya visto en toda su vida.
Sus ojos se clavaron en el trasero de la menor que se tapó con vergüenza— Creo que eso ayudará y mucho —Mordió la punta de su meñique, Momo asintió enérgicamente, el azúcar hacía efecto y estragos en su tranquilidad.
— Muchísimo —Agregó a lo dicho por la mayor.
— Luna de sexo —Murmuró Nayeon robándole del helado a Momo que se quejó como una bebé.
— Luna de...¿que?.
— ¡De miel! —Exclamó la de flequillo viendo con reproche a la mayor que comía gustosa de su helado de vainilla.
