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Los Hacedores de Sangre son seres legendarios con una fuerza inimaginable. Yo creo que sus hazañas tienen una lógica: sus grupos hemáticos les otorgan Habilidades Básicas y Complementarias, según algunos textos. Además, hay Hacedores sobresalientes que muestran una disparidad en sus capacidades, lo que sugiere un modelo de maestría y perfeccionamiento. ¿Será este modelo la clave para entenderlos?

De las notas de Xeli.


La noche caía como un velo negro sobre el mundo, ahogaba los sonidos y las luces. Un frío mortal se cernía sobre la tierra, augurando desgracia y horror. Azel avanzaba entre las sombras con paso firme y resuelto hacia la imponente catedral de Diane. Las voces que atormentaban su mente se acallaban, sometidas y aterradas por su osada bravura.

El aliento helado de la noche se adhería a su piel y entorpecía sus movimientos, pero él no cejaba. Portaba la espada de Malex ceñida a su cintura y avanzaba con solemnidad, absorto en la visión de la ciudad que se extendía ante él, un abismo de tinieblas sin fondo. Las sombras le seguían los pasos, pero Azel las despreciaba, concentrado en su objetivo inquebrantable.

«¿Peligroso?», murmuró Daxshi en lo más hondo de su mente.

—Malex me dijo que ni se me ocurriera acercarme a la catedral, que era una puñetera trampa mortal—dijo Azel, escupiendo al suelo helado—. No tengo ni idea de qué nos van a echar encima. Ziloh puede estar ahí, esperando para clavarnos un puñal. Pero Malex también mencionó que Zelif tenía algo escondido para mí. Malex... ya no está, el muy cabrón. No puedo contar con sus chivatazos. Pero tengo que volver a ese maldito sitio y ver qué devastaciones quería decirme. Tengo que saber por qué Zelif me necesitaba a mí.

«Cuidado, mucho cuidado», rogó Daxshi con angustia.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Azel. Era extraño que alguien le pidiera cautela.

Este era el momento de usar sus habilidades como Hacedor de Sangre, pues no podía irrumpir en la catedral y aniquilar a los sacerdotes. Debía haber partidarios de Zelif, como Malex o Felix. Prudencia y audacia debían equilibrarse.

Eliminar a Ziloh no era la solución, ya que causaría un caos en la ciudad. Azel necesitaba información, evidencia, y la confianza de lady Cather para llevar a Ziloh al juicio. Sabía que moriría, pero al menos obraría con justicia. Así, en la noche que lo envolvía, Azel continuaba su camino. No había vuelto al refugio con Kuxa después de ayudarla con las sanaciones, a pesar de haberlo prometido.

En cambio, regresó a su guarida para reponer su sangre. El proceso no exigía su atención, pero consumía su esencia vital. Las reservas quedaron escasas, apenas un par de litros. A pesar de que los Hacedores de Sangre reconstituían su sangre a gran velocidad, no podían recuperar más de un cinco por ciento en un día.

El suministro era suficiente para lo inmediato. Azel no quería enfrentarse a menos que fuera necesario, por lo que debía dominar su Evaporación para pasar inadvertido. Afortunadamente, conocía el camino.

«El sótano», susurró Daxshi.

La visión de la catedral avivaba los nervios en su espalda, la incertidumbre burbujeaba en su interior y los susurros parecían alzarse. El miedo se aferraba a él, amenazando con socavar su determinación. Sin embargo, siguió adelante, evocando los estragos de la mañana.

—Por ellos... por ellos tengo que hacerlo —se dijo Azel con rabia.

Recordó a los heridos de la catedral y cómo había sido el faro de esperanza. Algunos podrían haber perecido si no hubiera sido por él. Había desplegado su habilidad, ocultándola tras la normalidad. Ahora, evocaba los rostros agradecidos de los supervivientes, las sonrisas en sus ojos, las súplicas angustiadas. ¿Cómo podría no luchar por protegerlos? Incluso Xeli, personificaba la esperanza, encarnando los ideales de los heroístas. Una doncella de alta cuna, siempre dispuesta a auxiliar y resguardar.

El Lamento de los Héroes.Where stories live. Discover now