Serios Problemas

54 34 0
                                    

La Máquina siguió su curso hacia la legión de tierra.

La tensión seguía creciendo en el aire. Al final Kane fue a tomar una ducha, en el tiempo restante no quería quedarme sola con mi cabeza. Así que opté por dormir una siesta.

Mala idea.

                               . ༆ .

Primero soñé con Shula, me decía "no confíes en las leg..." se desvaneció.

Ahora estaba en la legión de fuego. Estaba mi padre, me entregaba el collar, yo era una solo un bebé.

–cuidalo Sarahi, estas destinada a grandes cosas mi pequeña hija.

Eran recuerdos, uno tras uno se iban desvaneciendo.

Había uno que no era un recuerdo.

– ¿tienen los preparativos listos? –se me erizó el vello.

La voz que hablaba era aguda, fría y cortante como un cuchillo, como la voz de una serpiente.

Me encontraba bajo tierra, como en un templo.
Era todo de piedra.

La voz que habló era como una consciencia, un susurro.

Le hablaba a... Inferne.
¿Que hacía Inferne ahí?

Habló con miedo.

–mi señor –se arrodilló –encontramos la gema, la portadora era quien usted decía.

La malvada voz rió, se escucho un gran eco recorrer todo el templo.

–bien... –habló la voz –me has traído la gema.

Inferne se encogió.

–mí-mí señor... Yo... Ellos... Escaparon señor. Lo lamento.

–¿ellos? ¿Había alguien más? –preguntó la voz.

–sí. Era un sin legión –se apresuró a decir –no era importante señor.

La voz gruñó de furia.

–aaahhhhggg.

La general parecía una hormiga, estaba enterrada, le temblaba el cuerpo al igual que la voz.

Inferne empezó a toser. Terminó cayendo. No podía respirar.

–mi señor... –suplicó sin aire.

–¡si es que el sin legión, es el hijo de Ayala Kane... Te ahorcaré hasta tu muerte!

¿Ayala Kane? Kane...

Inferne tenía las manos alrededor de su cuello, estaba morada.
Dió un suspiro, cuando el aire volvió a su cuerpo, y tosió aún más.

–Espero eso te haya enseñado algo –dijo –el ejército ¿como va?

Inferne sonrió.

–no tienen piedad señor, será perfecto.

–bien –respondió la voz.

Inferne seguía aterrada, había recobrado la compostura, pero aún le temblaban las piernas.

La voz se detuvo por completo.

–¿mi señor? –preguntó la general.

La voz calló.

–hay alguien aqui. ¿Verdad? Sarahi.

La voz se dirigía a mí.
Sentía mi cuerpo sin aire, no respiraba, era desesperante.

Grité.

Escuche otra voz. La voz de Kane.

La Quinta Gema Del Infierno I Where stories live. Discover now