Las Sombras Hablan

60 34 0
                                    

Una vez salimos del bosque, se escuchaba el revoloteo y caos de la legión, definitivamente los Ritka habían hecho bien su trabajo.

Nos escondímos tras la cabaña de las duchas, esperando a que el caos se infundiera más.

Una vez los guardias estuvieron completamente locos con la situación, entramos a escena.

Salimos de nuestro escondite, y corrimos hacia enfermería. Algunos Ritka se cruzaron en niestro camino, no me había dado cuenta de las inmensas garras que tenían hasta que las comprobé por mi misma, un hilo de sangre bajaba en el corte que me hicieron una de sus garras, los demás cortes estaban en mis brazos.

Llegamos a la enfermería, atravezamos la puerta como un rayo y pasamos a la pequeña habitación en la que estaba kane.

Vul fue el primero en pasar.

-¡viejo! ¡Te vez terrible! Aunque pensándolo bien te vez menos gruñón que antes- bromeó Vul.

Eso le saco a Kane una sonrisa que no pudo ocultar.

Se enderezó y le dio a Vul un abrazo de hermanos.

Nunca lo había pensado antes, pero Vul es como una familia para él, ambos sobrevivieron, y según Kane, su hermana desapareció hace dos años, así que Vul sería como su hermano del alma.

-¿Kane? Ah, algo me decía que el nombre "henry" no cuadraba con tu cara -dijo Yolanda -¿cuanto te demorará curarlo? -le preguntó a Vul.

Este se rascó la cabeza y miró a su compañero pensativo.

-supongo que si la herida sigue envenenada...

-ya no lo está -afirmé.

Me miró con interrogación, pero terminó ignorando el "cómo".

-entonces me demorare de aquí a la madrugada.

La madrugada era la hora perfecta para planificar una fuga, y ya era de noche.

-muy bien -dijo Vul -pero tendrán que salir. Es difícil jugar a ser doctor con tanta gente mirando.

Tiene sentido.

Asentí.

-¿Yol? -le dije tendiendo le una mano como invitación.

Ella la tomó y salimos de la enfermería hacia la fría noche.

Se escuchaba el ruido de las ojas moviendose contra el viento, y el terribla sonido de árboles cayendo desintegrados y de la hierva marchitandose hasta que sólo reinara el silencio.

Yolanda seguía a mi lado, estaba perdida en la noche, admirando el nocturno cielo.

Volví a mirar su muñeca, no podía aguantar la curiosidad...

Carraspie.

-entonces... -dije tambaleándome de un lado a otro -vi que tú y Gavin tienen la misma pulsera.

Yolanda entró en pánico, de inmediato escondió su muñeca tras su espalda.

-si... Es que...

-¿están juntos? -pregunté.

Se le pusieron los ojos como platos.

-¿¡que?! No, no, no. No es eso -explicó.

Reí, nunca la había visto tan nerviosa.

-¿entonces que?

Jugó con su negro cabello con nerviosismo.

-bueno, resulta que ¿recuerdas a él entrenador de la mañana? El que nos hizo luchar y a ti te puso contra el de la legión de agua.

La Quinta Gema Del Infierno I Where stories live. Discover now