Déjà Vu

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El plan era el siguiente:

Entrar. Salir y vivir.

Claramente eso no pasó. Maldita sea.

Nos mezclamos en la multitud.

La gente reía y bailaba, sin duda: era una celebración.

Pasamos los guardias, ninguno dio señal de reconocernos así que nos tragamos los nervios y los pasamos.

Apenas había espacio para caminar entre la alegre multitud. Sí, definitivamente no sabían que todo estaba apuntó de joderse. Que bien. Otra carga más en mi consciencia.
La música palpitaba bajo nuestros pies. Tomaba la mano te Kane para no alejarnos, además, así sería más creíble, supongo. Me tropecé con mi gran falda más de una vez, por lo que Kane tuvo que agarrarme para no caerme de cara o pegarle a un legionario de adelante. La gente aplaudía con alegría al ritmo de la música mientras giraban y bailaban con sus parejas o solas.

No se veían ni Gavin ni Vul. Espero hayan podido encontrar un lugar menos abarrotado.

Caminamos siguiendo los pasos de la gente, técnicamente nos empujaron dentro de un salón, donde la música era más fuerte y clara. De un momento a otro, la muchedumbre se esparció dejando la gran habitación habitada por todos, algunos salían a bailar afuera pero los otros los que bailaban un baile más íntimo y lento, se quedaban aquí.

El salón era enorme, tenía seis grandes columnas de mármol que iban desde los pies a el techo el cual estaba a muchos metros sobre la cabeza.

Aun estrechando la mano de Kane, nos acomodamos en las orillas de la sala.

Le mire por primera vez desde que nos dirigimos aquí.
Sus tormentosos ojos parecían brillar bajo la luz que propagaba la habitación, tenía algunos de sus azabaches mechones cubriendole la frente.

–como demonios encontraremos a él mensajero de la noche –sorpresó apartándose los mechones que antes rodeaban su palida frente.

–Ayala dijo que nos encontraría, que teníamos que ser pacientes –explique las mismas palabras que me había dicho.

Kane se retorció los dedos.

–no tenemos tanto tiempo –destacó, suspiró con pesadez –¿recuerdas lo que dijo? Eso de que sentiría nuestras energías.

–sí lo recuerdo –me extrañe –¿porqué?

Abrió la boca para responder, pero antes de poder hacerlo, una joven pareja se acercó hacia nosotros.
Kane detuvo en seco sus palabras.

La mujer tenía el pelo plateado brillante y una pequeña deadema que le caía como una gota en su frente que brillaba como un diamante, no pasaba los veinticinco supuse. Su vestido era una suave tela bordeada de flores blancas, en sus brazos caía la tela suelta como una cascada. Su acompañante iba vestido con un suave traje azulado tirado para el plateado. Como el aire supuse.
Tenía la piel morena y el cuerpo ancho y musculoso, un guerrero, pude verlo en su postura... Y tal vez, también lo vi en las grandes hachas que descansaban en su espalda en forma de equis.

Claro, los hombre sí podían venir armados, como Kane. Detuve el impuso de querer voltear los ojos.

La alegre y extraña pareja se acercó hasta quedar a unos paso de nosotros.

–que hacemos –le susurre entre dientes a mi compañero.

–actuar normal –murmuró en respuesta. Habló tan bajo que pude no haberlo escuchado.

La mujer nos sonrió con calidez, iba del brazo de su acompañante cuando dijo:

–no los habíamos visto antes –saludo alegremente, su voz era dulce, casi como un canto –¿vienen de Venti?

La Quinta Gema Del Infierno I Where stories live. Discover now