Un Final

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El cambio en sus ojos. La forma en que
retiró su máscara... La máscara que yo amé. Que yo amé como a un madre. Siempre me engañó. El torneo. El collar...
Nunca me lo quitó porque no podía. No me dejó botarlo porque podía caer en manos que no fueran las de Mildred.

–Afra –la llamé negando mis pensamientos. Ella era mi madre. Ella fue raptada por Inferne.

Lanzó una risa que hizo que se me pusieran los pelos de punta.

–ya te dije una vez que tú amor era tu debilidad –recalcó admirando la gema –debiste escucharme mejor.

–tú no... –cada palabra me traía dolor, cada palabra era como tener hierro hirviendo en mi pecho, en mi garganta.

Y creo que aquí fue, cuando todo el caos comenzó.

Todo parecía pasar en cámara lenta, todo en cámara lenta, cuando caí en la cuenta de que todo esto había sido un engaño. Todo un engaño.

Inferne. La desgraciada había manejado ejércitos, debía de tener más cicatrices en la piel que huesos. Entonces ¿Porque estab en el suelo por una simple muñeca?

Lastima que no pude hacerme esa pregunta antes.

Antes que mis ojos lo precenciaran... Antes de que el grito llegará a mi garganta. Antes de voltearme a ver a Inferne...
Lo último que ví fue el reflejo de un metal iluminando por la niebla... Un metal.

Mi katana. A manos de Inferne.
Mi cuerpo estaba como hundido en barro. No podía moverme, aunque sabía en el fondo que no podía moverme por el miedo.
Lo único que pude hacer fue gritar. Gritar cuando apareció Inferne con mi katana, sabiendo lo que sus crueles ojos querían hacer.

En un parpadeo....
En un parpadeo el grito de dolor de Kane llenó el aire. Haciéndome despertar.

–¡NOAH! –grité entre las lágrimas corriendo hacia él.

Sus ojos... Sus grises ojos brillaban en el terror. En el terror cuando llevó dos de sus manos a su estómago, sintiendo la sangre que bajaba por su estómago. Inferne retiró la katana. Como si el frío metal reluciente en sangre fuese su pilar, al sacarla kane cayó de rodillas, golpeando el rocoso suelo con un ruido sordo.

–te dije que lo mataría con tu propia arma Sarahi –ronroneo la envenenada voz de la general maldita.

–dioses santos... –susurró la lejana voz de Chris.

Y aquí fue cuando todo retomó su velocidad normal, cuando la realidad me golpeó dejándome sin aire.

Ni siquiera mi poder funcionaba, o al menos no lo hizo cuando me enfrenté a Inferne. Cuando con mi dolor intenté llamar a mi poder, pero este no respondió.

Pero ella no me importaba, ni siquiera Afra.
Todo lo que sentía, todo lo que veía era Kane al arrollidarme a su lado, tirándome al suelo con desesperación.
Las piedras mordian mis rodillas haciendolas sangrar.

Pero nada de eso importaba, solo Kane... Herido.

Pude ver los destellos de Inna y Maltur atacando a Inferne. Pide ver a Chris luchando con la mugre y sangre ensuciando su rubio cabello.

–kane... Que... Como –no podía hablar. No podía sanarlo –como lo curo... –estaba temblando, tanto que el mundo parecía temblar conmigo.

Sus labios estaban secos, su rostro perdía el color. Su mirada estaba pérdida, asustada.
Las lágrimas me atacaron me apuñalaron los ojos. Caí diez años atrás, cuando Shula estaba tendida, con sus ojos sin ningun brillo, sin vida. Su cuerpo inerte en mis brazos.

La Quinta Gema Del Infierno I Where stories live. Discover now