La Paliza

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Mi sueño tomó lugar en un bosque.

El bosque era frondoso y tupido, pero lo que se enfocaba era una pequeña cabaña de madera.

Vi a una mujer correr casi sin aliento a la cabaña. Era hermosa, tenía el cabello negro azabache y sus ojos eran como dos cristales grices.

La mujer corrió hasta la puerta de la cabañita y golpeó la puerta múltiples veces con apuro.

La puerta se abrió, y apareció un hombre barbudo.

La mujer lo beso y abrazo como si no hubiera sentimiento igual en el mundo entero.

-¿Donde están? ¿están bien?- preguntó sin aliento.

-están bien- el hombre se veía asustado -¿cuánto tiempo nos queda?

Ella miró para todos los lados como si alguien los estuviera cazando. Al no ver a nadie, respondió.

-no mucho...

Irrumpieron dos niños pequeños: un niño y una ñina. Se veían de no más de 4 o 7 años. El niño era el mayor y la niña era la pequeña.

-¡Mami! -salto la niña a sus hombros.

La madre la beso y abrazo a él niño.

-hola dulzuras mías- dijo acariciandoles el cabello- iremos en un viaje. Uno de los más esplendidos que puedan haber.

Los ojos de los niños se llenaron de felicidad y emoción.

-¡dónde, donde! -saltaron ambos.

Iba a responder, pero se detuvo antes de siquiera formular una palabra.

La tierra empezó a retumbar, los árboles empezaron a caer.

Sentía el miedo de la familia: un miedo horrible y punzante.

La madre tomó a su hijo por los hombros y le dijo por encima del desastre que casi los tenía en el suelo.

-¡Noah! ¡Lleva a tu hermana contigo...!

Se desplomó otro árbol que retumbó aún más en el suelo.

-¡mírame! ¡Huyan hasta el final del bosque. Su padre y yo los alcanzaremos!

-¡no! -El niño tenía lágrimas que escurrian por sus pequeñas mejillas.

La madre estaba desesperada, cada vez más se escuchaba algo acercarse, como las pisadas de un gigante.

Su padre intervino.

-Noah- El niño no contestaba- hazlo por favor, llevate a Nayla- le rogó su padre.

Noah, miró a su padre a los ojos, este tenía los ojos llenos de lágrimas, como si se estuvieran despidiendo.

Nayla lloraba en los brazos de su madre, al ver la situación, el pequeño niño, tomó a Nayla en brazos, apenas se la podía, pero debía de Intentarlo.

-¡los quiero! -gritó su madre cuando el niño se hecho a correr, siguiendo las órdenes de sus padres.

El sueño se esfumó.

Me sentía flotando, por lo que supe que aún no despertaba.

Se me presentó otro sueño.

Veía a alguien mal herido corriendo por el bosque, se veía como si hubiera escapado apenas de una batalla.

No podía ver su rostro, con cada zancada que daba podía verlo mejor ya que su rostro se veía tapado por ramas de arboles que se cruzaban en su camino.

La Quinta Gema Del Infierno I Where stories live. Discover now