Capitulo 20

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- ¿No es un poco cliché venir a comer helados?

Louis tenía los ojos entrecerrados por los pequeños rayos de luz que Londres emanaba a tan temprana hora del día. Veía el pequeño lugar color crema con tonalidades cafés y muchas plantas decorándolo.

- Louis, este es el mejor lugar de helados en toda la ciudad.- Mencionó Harry con el ceño fruncido entrando al pequeño establecimiento.

Por dentro era igual de lindo, tenía pequeñas lámparas con focos amarillentos que le hacían ver muy acogedor. Se veía un poco desgastado y no había ningún cliente, Louis no quiso comentar que eso le dio desconfianza porque el rizado se veía muy emocionado.

- ¡Barbara!- Gritó Harry cuando a través del mostrador donde tenían los helados en exhibición y de donde salió una mujer un poco vieja.

- ¡Edward ven aquí y dame un beso jovencito!- Dijo la señora cuando pudo identificar al alto chico y lo reconoció.

Louis estaba jugando con sus dedos mientras veía como se abrazaban, estaba un poco incómodo y ciertamente interesado en saber que estaba ocurriendo.

- ¿Qué haces aquí corazón? ¿Cómo se encuentra Anne? ¡Dios mío que grande estás!

Harry se sonrojo y a Louis le pareció tierno como el color carmesí pintaba por completo su nariz.

- Vine con un amigo que jamás a probado tu helado, estoy seguro que lo amará.- Con un pequeño gesto en la cabeza Harry le indicó al pequeño que se acercara.- Se llama Louis, y mi mamá está muy bien, muchas gracias por preguntar.

La señora de cabello blanquecino y anteojos redondos abrazo a Louis como si de Harry se tratase.

El ojiazul estaba un poco tenso al principio, pero al olfatear esas notas dulces que la mujer emanaba en su fragancia, no pudo evitar relajarse y tal vez quedarse unos segundos más en los brazos de aquella mujer.

- ¡Eres tan lindo!- Chilló la anciana.- ¿Qué quieren probar? Hoy la cuenta corre por mi parte.

Harry rodó los ojos con cariño y negó con la cabeza.

- Yo pagaré.

Los zafiros de Louis brillaban con emoción y revoloteaban observando todos los sabores que se veían a través del cristal. Los colores llamativos le cansaban la vista y los nombres extravagantes le causaban un poco de risa.

- Triple chocolate para mi, en vaso.- Dijo Harry.

Barbara negó con la cabeza y comenzó a hacer las pequeñas bolas de chocolate.

- Pide el mismo sabor desde que puedo recordar, en serio esta obsesionado por el chocolate.- Mencionó la señora a Louis.

El ojiazul quien estaba a un lado del rizado lo golpeó ligeramente con la cadera y soltó una pequeña risa.

- ¿Es en serio?- Preguntó sorprendido.

- Me gusta mucho el chocolate.- Se encogió de hombros con sencillez.

Louis pidió dos bolas de cereza en un cono de vainilla, cuando se los entregaron fueron directo a sentarse a una pequeña mesa con dos sillas junto a la ventana del local.

- ¿Así que conoces a Barbara desde hace mucho?- Preguntó con curiosidad Louis.

- Si, solía tener su heladería a una cuadra de la casa de mi madre y todos los últimos días del mes mi mamá intentaba llevarnos a mi y a mi hermana Gemma por un helado.- Hizo una pausa para saborear el cacao.- Yo solía pedir el de chocolate normal y a medida que fui creciendo eso nunca cambio; a los quince años decidí ser vegano y estaba muy triste por tener que observar a Gemma y a mi mamá comer helado sin mi así que le contamos la situación a Barbara y el siguiente mes nos mostró su nuevo sabor de helado ¡Era triple chocolate! y nos dijo que era chocolate puro y leche de almendras así que me volví loco y se convirtió en mi helado favorito.

Louis veía con gracia las pequeñas expresiones que Harry hacía con sus ojos y sus manos mientras contaba la historia. Como su voz se escuchaba aún más grave y lenta y el pequeño destello de diversión que había en ella cuando encontraba algo divertido.

- Creo que estoy enamorado de Barbara.- Dijo Louis dando un lengüetazo a su helado de cereza.

- Lastima, yo la encontré primero.

Louis le saco la lengua y siguieron hablando de cosas absurdas.

Harry descubrió que el helado favorito de Louis es vainilla, cereza y lavanda (mencionó que su favorito de vainilla estaba en España, el de cereza en Irlanda y el de lavanda en Alemania) no podía decidir su película, serie o color favorito porque hay muchos para escoger y depende de su estado de ánimo. Pero el ojiazul si mencionó su fanatismo por la música, su jabón de jazmín y durazno para el baño y los calcetines con figuras.

Louis encontraba todo divertido de Harry, era un poco parlanchín (pero no más que el) y también era muy indeciso para decidir sus cosas favoritas, no tenía libro o animal favorito pero si color (rosa y azul), amaba tocar en estadios grandes pero decía que ninguno se comparaba a tocar en un público pequeño. El ojiazul encontraba peculiar como un cantante de rock que destruía hoteles y vestía de negro amaba leer poesía y beber leche de chocolate.

- ¿Así que nunca has sido papá?- Preguntó Louis con destellos de burla.

Harry le estaba contando lo absurda que es la prensa y los peores rumores que a escuchado.

- ¡Claro que no!- Hizo una pausa.- Al menos no que yo sepa.

Y el rizado rompió en una sonora carcajada con la expresión de asombro del más pequeño.

- ¡Deja de reírte! ¡Y tienes helado de chocolate por toda la cara y no te quería decir!- Refutó Louis cruzándose de brazos.

- Apuesto a que luzco asombroso.- Dijo mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

- ¡Lucías espantoso! ¡En realidad me están riendo muy muy muy fuerte en mi cabeza de lo ridiculo que te veías!- Exagero Louis.- ¡Hasta tenías en la nariz!

- Sigues sin saber mentir Louis.

Terminaron su helado y le pagaron a Barbara, tal vez dejaron mucha propina de sobra, pero la mujer se la merece así que estaba bien.

El camino a casa de Grace; porque Louis le dijo a sus padres que fue a casa de los Borbon después de la escuela y el chofer tenía que comprobar que estaba ahí, fue muy ameno en realidad. Harry golpeaba el volante con su dedo índice y pulgar al ritmo de la música que Louis escogió, los ojos azules estaban pegados al perfil de Harry y cómo sus labios se fruncían al dar una vuelta, como su cabello estaba atascado en aquella bandana verde militar y como su ramera negra transparentaba un poco de sus tatuajes.

¡Contrólate Louis, no tienes quince años!

Tenía dieciséis, casi diecisiete pero eso no es el punto.

Harry se aclaró la garganta porque tenía cinco minutos estacionado en la entrada de la gigantesca mansión y Louis seguía viéndolo.

- ¡Oh si! Muchas gracias por todo Hazz ¡Quiero decir! Harry, estabas delicioso ¡Estaba! el helado estaba delicioso y en serio te agradezco por todo y espero que nos veamos pronto.

Harry mentalmente estaba estallando de risas al ver como Louis tartamudeaba, se corregía y hacía muecas de frustración mientras se bajaba de la camioneta y parecía apresurado por irse.

- Olvidas algo.- Dijo con calma.

Louis frunció el ceño y ladeó la cabeza, no llevaba su celular o mochila.

- Oh cierto, no te di un beso.- Dijo mientras se inclinaba por la ventanilla y besaba la mejilla del rizado.

Harry sonrió socarronamente y agitó sus rizos.

- Me refería a tu cajetilla de cigarros y tu encendedor.

El castaño se golpeó la cabeza con la puerta del coche.







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Rockwell Where stories live. Discover now