Capitulo 40

4.3K 489 1.2K
                                    

Las madrugan solo pueden ser de dos maneras: angustiantes y temerosas o mágicas y esperanzadoras.

Caminando rápido, con el corazón acelerado, las manos temblando, los pies cansados y esas pequeñas gotas de lluvia empapándolo; recordándole sus errores y haciéndolo sentir peor, se dio cuenta que su madrugada era una mezcla de la dos únicas opciones.

Porque no era una lluvia en las que te acercas a la ventana para ver cómo el agua hace carreras entre sí, o esa lluvia en la que sales para que tu pijama se pegue en tu piel y brincas en todos los charcos, alzas tus brazos al cielo y en voz alta gritas '¡Gracias! Soy yo ¡Estoy vivo!'.

Entró corriendo y tocó el timbre; un par de veces para asegurarse que la puerta fuera abierta.

- ¿Hm?

Su novio con sus ojos rojos, el gorro de su sudadera escondiendo su cabello y el minino anaranjado entre sus brazos.

- Lo siento tanto Harry.- Murmuró con la voz quebrada.

El nombrado se limpió las esquinas de los párpados hinchados y dejó ver sus hoyuelos.

- ¿Por qué tocaste si tienes un juego de llaves?

Louis soltó una pequeña risa entre su llanto y brincó a los brazos de su novio, que como si de un malabarista se tratara, acomodo a sus dos bebés entre sus brazos.

- Déjame explicarme.- Susurró en su oído.

Harry cerró la puerta y camino a su habitación dejando a sus chicos en la cama.

- Primero dime cómo llegaste aquí.- El rizado vio la hora en su celular y abrió los ojos.- ¡Son las tres de la madrugada! ¿Estás loco?

Louis escondió su pequeño cuerpo en la cama y acariciando a su gato le narro cómo escapó de su casa por la puerta de la cocina y tomo un taxi.

- ¡Son como en las películas! Amarillos y pequeños, fue muy divertido para ser mi primera vez en uno. Recordé el libro donde un chico es asesinado por decir la dirección a la que iba, así que le dije que me dejara dos cuadras antes.

Harry frunció el ceño y se acomodó en la cabecera de la cama abrazando a su novio para intentar quitarle el frío de sus huesos y por el rabillo del ojo vio como Romeo, en su etapa de hijo único y envidioso salió fúrico del la habitación moviendo su cola con gracia.

- No vuelvas a hacer eso jamás, es muy peligroso idiota.- Le dijo mientras frotaba su espalda y besaba sus cabellos mojados.

- Lo prometo.- Dijo con una sonrisa.- Pero no podía dormir sabiendo que estábamos peleados y en serio te debo una explicación.

Harry negó con la cabeza.

- No me debes nada, no me tienes que invitar a ningún lado.- Dijo tranquilo.

- ¡No es eso! Es solo que mis padres estarán ahí y ellos no saben que salimos y se que piensas que me avergüenzo de ti o algo así, pero estás muy equivocado, te amo y estoy tan orgulloso de ti y te quiero presumir y que todos sepan que eres mi novio; pero no creo que mis padres reaccionen bien porque son aburridos y viejos y-.

Harry sonrío y dejo de escuchar al ojiazul.

¡Louis no se avergonzaba de el!

Rockwell Donde viven las historias. Descúbrelo ahora