Jisung junto a su hermano menor y mejor amigo cansados de fracasar en la vida por problemas económicos deciden robar en una tienda de comestibles para así ayudar a sus familias...
Pero Jisung no tiene idea de cómo llego a ser el líder que encabeza e...
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—Debemos robar esa tienda.—fue lo primero que dijo Jisung a su hermano y amigo, luego de haberlo pensado durante toda la noche.
Jeongin y Felix dejaron sus tasas de café a medio terminar y le miraron al mismo tiempo con los ojos bien abiertos.
—¿Como?—consultó Felix, frunciendo el ceño, no podía ser posible.
—Robemos la tienda.—repitió Jisung dándole un sorbo al café.
—¡Si! ¡por favor si!—grito Jeongin emocionado, mas que darle miedo, le emocionaba toda la situación. Sabía lo correcto y ordenado que era su hermano para todo, que este diciendo algo así, era un milagro.
—¿Se volvieron locos?—Felix les miro con preocupación, si bien lo había pensado, jamás pensó en ejecutar esa acción, era un tontearía demasiado peligrosa.—Supongo que están bromeando.
—Yo no estoy bromeando.—especificó el menor.—Necesitas el dinero al igual que nosotros Lixie.
—Lo haremos, pero lo haremos bien.—Jisung dejo su tasa en la isla de cocina y miro a los chicos.—Vamos a estudiar cada detalle y cada posible escenario.
—No.—repuso Felix mirando hacia otro lado.
—Felix, hazlo por Chan. Yo tampoco quisiera hacerlo, pero lo voy a hacer por mis gemelas y por mi casa. Jeongin podrá conseguir un buen abogado para ganar la custodia de Kami —explicó Jisung tomando la mano de su mejor amigo.—Chan necesita salud de calidad y eso, lamentablemente, es caro Felix. No nos quedaremos de brazos cruzados mientras vemos como lo perdemos todo, nadie vendrá a ayudarnos, tenemos que hacerlo nosotros mismos.
Felix no respondió nada, pero su respuesta era clara, lo haría.
De esta forma iniciaron su plan, Jeongin hizo un dibujo de la tienda, ya que gracias a que el trabaja en esta, conocía cada rincón de maravilla, eso era una enorme ventaja.
Visitaron la tienda diariamente durante una semana, anotando en sus celulares cada punto donde hubiese una cámara, la cantidad de guardias que habian por día, e incluso el flujo de personas.
Fue un día miércoles a las tres de la tarde, luego del cambio de turno de todo el personal, donde las cajeras y el único guardia, eran bastantes adultos y poco ágiles, además que era el día que Jeongin tenia libre.
Jisung mantuvo su auto aparcado mientras esperaba la llegada de Jeongin y Felix, ya habían pasado unos minutos de las tres de la tarde, pero como siempre, esos chicos eran enemigos de la puntualidad hasta para cometer un crimen.
Finalmente el par llego a las tres con cinco minutos, dejaron sus autos estacionados en el lugar preciso que les indicó Jeongin, el callejón trasero de la tienda que funcionaba como bodega, donde no habían cámaras y solo se hacían entregas los lunes y viernes, todo perfecto.
