Jisung junto a su hermano menor y mejor amigo cansados de fracasar en la vida por problemas económicos deciden robar en una tienda de comestibles para así ayudar a sus familias...
Pero Jisung no tiene idea de cómo llego a ser el líder que encabeza e...
اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.
Marzo
Había pasado un mes.
Un mes donde Jisung tuvo que cambiar su chip moral a la fuerza.
Ideo un plan perfecto junto a los chicos.
Una tarde Hyunjin y Jeongin se hicieron pasar por una hermosa pareja la cual quería casarse, por lo tanto buscaron a la mejor decoradora del país, la cual era Shita, la simpática y bella esposa del presidente de Corea.
La pareja con una sonrisa sacaron sus pistolas al mismo tiempo apuntándole a la mujer, quien quedó paralizada ante esa acción.
—Entra.—dijo Hyunjin hacia su radio portátil.
Al segundo ingresó a la oficina Changbin con una pistola de dardos tranquilizantes.
—Mis guardias estan rodeando el lugar.—informa la mujer nerviosa, haciendo que los otros tres rieran.
—No se preocupe por eso primera dama, mi novio ya los hizo dormir a todos.—Changbin con una sonrisa le dispara en el cuello el dardo, haciendo que ella se durmiera al instante.
Entre los cuatro se llevaron a la mujer al auto y de allí hasta una bodega, donde les esperaba Jisung, quien amarró a la mujer a una silla y espero que despertara para hacer la siguiente parte del plan, quien solo alguien tan maniaco como el podía hacer.
Lehan estaba muy tranquilo en su oficina, hasta que llegó un obsequio en una caja pequeña, el mensaje que tenía sobre ella le hizo paralizarse por el susto y ya anticipaba que el contenido de la caja no era nada bueno.
"Para: La marioneta. De: New Boss, hijo de puta"
—¡Mierda!—Grito el presidente con horror, lanzando la cajita lejos, la cual contenía una oreja llena de sangre y lo que más resaltaba eran unos pendientes de perlas, justo como los que le había obsequiado a su esposa.
El susto se vio interrumpido por la puerta de su oficina la cual acaba de abrirse, dejando ver nuevamente a Han Jisung, quien vestía completo de negro y cargaba una matralleta en su hombro.
—¿Quien es el que luce patético ahora?—le dijo Jisung con una sonrisa macabra, haciendo que Lehan temblara al verlo en ese estado de locura.
Lehan corrió hasta su escritorio para tocar el botón de seguridad, pero no pudo dar si quería un paso antes de que el rubio le disparara en ambos pies con una puntería perfecta, haciendo que volviera a caer al piso.
Jisung se rio al verlo retorcerse de dolor.
—¿Que pasó? ¿Ya no quieres reirte de mi?—pregunto Jisung burlón, acercándose a el.—¿Ibas a llamar a tus guardias? No creo que vengan, mis hombres les cortaron la yugular a cada uno de ellos, deberías ver cómo está la casa presidencial, están todos tan asustados.
