Jisung junto a su hermano menor y mejor amigo cansados de fracasar en la vida por problemas económicos deciden robar en una tienda de comestibles para así ayudar a sus familias...
Pero Jisung no tiene idea de cómo llego a ser el líder que encabeza e...
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Pasó un mes completo desde que Lim Jaebeom había muerto, Jisung continuó su vida con tranquilidad, adaptándose a una nueva rutina, agradecía que sus hijas no hicieran preguntas sobre su otro padre, habían comprendido todo lo que pasó.
Habia pasado un mes también en donde Jisung había perdido contacto con el mafioso, nada de visitas, nada de mensajes, ni llamadas, ni trabajos... absolutamente nada. El rubio sabía que eso era algo bueno, eso le decía Felix, lo mejor era mantener el peligro y las cosas ilegales lejos, y lo mejor que les pudo pasar es que esa mafia se alejara de ellos, incluido Hyunjin y Minho.
Pero Jisung no podía olvidar esa sensación de adrenalina pura cada vez que estaba con LeeKnow, para el, quien siempre tuvo una vida tan tranquila, vivir todas esas aventuras, le había gustado mucho.
—Las amo mucho, que tengan un buen día.—les dijo el rubio a sus hijas una vez estas bajaron del vehículo para entrar a la escuela.
Los tres se sonrieron para luego despedirse.
Mientras conducía, Jisung observó la llave que le entrego Minho hace un mes atrás, en el día del funeral de su esposo, aun no iba a ese lugar para averiguar cual era la super sorpresa o pago que le informó el mafioso.
Se mordió el labio inferior y decidió observar la dirección escrita en el llavero e ingresarla al mapa de su teléfono.
Lo primero que pudo observar fue una enorme bodega de dos pisos, en las cuales habían cientos de puertas donde las personas guardaban sus cosas, Jisung observó el número ocho en el llavero y camino hasta la puerta ocho.
Se quedó paralizado cuando observó el interior del lugar.
—Jodeme.—susurró Jisung para si mismo, viendo montones de billetes apilados, desde el suelo hasta el techo, todo repleto de efectivo.
Era la segunda vez que veía tanto dinero, ya que la primera vez fue en la antigua bodega de Minho, donde estaba imprimiendo y lavando dinero tal como si fuera el banco central.
Sin sacar nada, cerró la puerta con llave y se fue del lugar... Era demasiado dinero.
—Hazle caso a Felix.—se dijo así mismo el rubio mientras conducía a su hogar.—Olvida todo.
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