Capítulo 13

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Desperté, lo primero que vi fue el lindo rostro de Bryce y como dormía tan tranquilamente.

Observé fijamente su rostro, tenía muchos lunares y pecas. Era hermoso.

Sonreí y piqué su mejilla suavemente.

—Dejame dormir— frunció el ceño.

—Ya es tarde.

—¿Qué hora es?

—Las 2.

No se movió, ni siquiera un poco.

Me levanté de la cama, me estiré un poco y me acerque al tocador que tenía Bryce.

Limpié por debajo de mis ojos con cuidado y luego bostece.

Rasqué mi cuello y al hacer esto moví un poco mi blusa. Voltee a ver a Bryce entonces bajé el escote.

—Idiota— reí cuando leí "Bryce" en mi pecho derecho.

Salí de su habitación, entré al baño, lavé mi cara y removí mi "tatuaje" el cual fue bastante difícil de sacar.

Luego de unos 7 minutos en el baño bajé hasta la sala.

—Buenas tardes& le dije amablemente a la mujer que estaba aspirando la alfombra.

—Buenas tardes— respondió ella con una brillante sonrisa en su rostro.

—Disculpe— me habló un hombre desde la cocina entonces me acerqué a él.

—¿Si?

—¿El joven O'Connor ya esta despierto?

—No— negué con la cabeza.

—Oh— me miró de pies en cabeza —Va irse entonces, ¿o...?

—¿Debería irme?— lo miré mientras rascaba mi cabeza suavemente.

—Pues el joven O'Connor esta dormido, ¿Qué es lo que planea hacer?— rió —¿Ver la televisión hasta que despierte?

—Tiene razón— frunci la nariz levemente —Mejor me voy.

—Si, yo la despido del joven O'Connor.

—Tranquilo, Marcus. Ella es una amiga— dijo Bryce mientras bajaba las escaleras.

—Oh, perdón— se disculpó conmigo.

—No entiendo nada— miré a Bryce.

—Marcus me ayuda a hacer que las chicas con las que me acuesto se vayan— se colocó a mi lado y rodeó mis hombros con uno de sus brazos.

—Oh— fue todo lo que pude decir.

—El realmente te convenció de que te fueras, ¿no?— me miró mientras reía.

—Si— asenti.

—Nuevamente perdón.

—Está bien— sonreí levemente y luego me separé de Bryce.

Subí rápidamente las escaleras y fui a la habitación de Bryce.

Tomé mi mochila y maldije bajo cuando recordé que Bryce era quien me había traído eso significaba que era él quien tenía que llevarme de nuevo.

Tomé mi celular pensando en llamar un taxi pero para mi suerte no sabía el número de alguno.

—Ángel...— dijo detrás de la puerta.

—Pasa— reí levemente.

—Quería asegurarme de que no te estabas vistiendo o algo.

—Hubieses entrado de saber que me estaba cambiando.

—Cierto— sonrió de lado mientras me miraba.

—Tonto.

—Lo soy, es verdad.

Negué con la cabeza mientras sonreía.

—Ya debo irme— lo miré.

—¿Ya?

—Ya.

—¿Por qué?

—Por algo.

—¿Qué algo?

—No puedo decirte.

—¿Por qué no?

—Porque no.

—¿Es por qué escribí en tu pecho?

—No, no es por eso— reí levemente —Sólo debo irme.

—Dime porque debes irte— me abrazó por la cintura y tuve que mirar hacia arriba para verlo a los ojos.

—Me bajó— mentí.

—Oh...

—Por eso no quería decírtelo, es vergonzoso.

—Está bien. Necesitas tus tampones y eso.

—Si. Los necesito.

—Te llevo entonces.

—Gracias.

Él tomó mi mochila, abrió la puerta del cuatro y entonces salí.

Bajamos las escaleras, salimos de su casa y subimos al auto.

Él encendió el auto y luego me miró.

—¿Te duele?

—¿Qué cosa?— lo miré.

—Tu estómago.

—Algo.

—¿Quieres llegar a que te compre unas pastillas o algo?

—No, Bryce. Estoy bien— reí bajito —Gracias.

—Está bien.

Él comenzó a conducir y yo encendí la radio.

"Summertime sadness" de Lana del Rey sonaba y dado a que la adoraba no podía evitar cantar aunque fuera para mi misma.

En un alto sentí como su mirada estaba sobre mi entonces lo miré también y le saqué la lengua.

Él rió levemente.

—Voy a tomarte una foto— dijo mientras tomaba su celular del porta vasos.

—Estoy hecha un desastre.

—Un hermoso desastre.

Colocó el celular frente a mi, me enfocó y sonreí entonces él tomó la foto.

—¿Cómo salí?

—Hermosa— dejó su celular en el porta vasos, colocó su mano derecha en mi pierna y siguió conduciendo.

Condujo con sólo su mano izquierda en el volante hasta que finalmente llegamos a mi casa.

—Gracias por todo— sonreí mientras lo miraba.

—No fue nada.

—Nos vemos luego, ¿si?

—Si— asintió él.

Besé su mejilla y segundos después bajé del auto con mi mochila.

—Nos vemos luego— me despedí con la mano para luego correr hasta la puerta y entrar rápidamente.

Dios, me estaba enamorando.

She Saves MeWhere stories live. Discover now