Capítulo 27

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—¡¿Bryce?!— me preguntó Janis totalmente sorprendida —¿Tu ex Bryce?

—Ajá.

—¿Y qué harás?

—Nada— me encogí de hombros y continué pintando mis labios.

Janis me había convencido de ir a la fiesta de Robert, por eso es que estaba aquí y nos arreglábamos juntas.

—¿No tienes curiosidad?

—No.

—Yo la tendría.

—Pues yo no& me eché perfume y dejé éste en el tocador.

—Te afecta, ¿No es cierto?

—Claro que no— me senté a su lado mientras ella se ponía los zapatos.

—¿Y por qué de repente aceptaste la invitación?

—Robert hace buenas fiestas, tu lo dijiste.

—Necesitas alcohol, no lo niegues.

—¡Ni siquiera tomo!— reí irónica al mismo tiempo que levantaba ambos brazos.

—Hoy lo harás, en el nombre del amor.

—Eso no suena tan mal— golpeé su hombro con el mío.

—¡No puedo esperar por verte beber!

Se levantó de la cama entonces imité su acción.

—Sólo vayamonos.

Janis soltó un risa entonces tomé mi bolso tipo sobre y la golpeé con éste en la cabeza mientras reía con ella.

Salimos de la habitación entonces revisé que Oggy tuviera agua y comida.

—Volveré pronto, mi amor. Lo juro— sonreí ampliamente mientras lo miraba tomar agua.

Le mandé un beso y Janis me tomó del codo entonces me hizo salir.

Subimos a su auto y ella condujo.

40 minutos después llegamos a la casa de Robert. No vivía lejos, pero Janis manejaba muy lento, además de que habíamos llegado por unas botanas.

Entramos a casa de Rob y saludamos a todos los invitados que ya estaban ahí. Por suerte conocía a la mayoría, todos eran compañeros.

—¡Val, hola!— tomó las bolsas que llevaba y las dejó en la mesa —¡Qué sorpresa! Nunca habías venido.

—Janis me convenció. Dice que das muy buenas fiestas.

—Janis no te miente— se acercó a ella y tomó sus bolsas también.

Volvió a la cocina y dejó las bolsas juntó a las que yo había cargado.

—Estás en tu casa, Val. Cualquier cosa aquí estoy.

Sonreí ampliamente y asentí.

—Gracias.

—No es nada— se alejó y volvió con el grupo de persona con el que hablaba cuando llegamos.

Janis y yo nos acercamos a ellos entonces vi como Robert sostenía un cuadro y presumía el contenido. Robert me dio la foto entonces vi que era la foto de un bote.

—Es un bote— dije sin interés alguno.

—¡Es más que un bote, Valerie!— Robert me quitó la foto totalmente indignado y la dejó sobre un estante de su gran librero —¡Es un O'Connor!

Ese maldito apellido.

—Estamos en Calexico, ¿Por qué quieres un bote?

—Los ángeles queda cerca— contestó obvio y rodó los ojos.

She Saves MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora