Capítulo 16 - parte III

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Comencé a escuchar varios golpes en la puerta entonces me levanté de la cama rápidamente.

Miré hacia todos lados, por un momento había olvidado en donde estaba y el lugar me parecía desconocido.

Caminé tontamente, abrí la puerta y Bryce entró a mi habitación.

—¡¿En que estabas pensando?!

—¿Qué ocurre?— pregunté entre un bostezo.

—Me salí de bañar y no estabas ahí.

Cerré la puerta, encendí la luz y me senté en la cama.

—Perdón— levanté los hombros.

—Eres una tonta— me abrazó con fuerza.

—Tu eres un tonto— lo alejé de mi.

—¿Qué te ocurre?

—¿Qué me ocurre a mi?— lo miré —¿Qué te ocurre a ti?— pregunté molesta mientras lo señalaba.

—¿Tienes tu periodo?

—¡No!— golpeé su hombro.

—¿Y por qué actúas así?

—¡Porque estoy molesta!— golpeé el piso con mi pie —¿No es obvio?

—¿Y por qué estas molesta?— rió.

—No es gracioso y no deberías reírte.

—Entonces habla.

—Estoy molesta contigo.

—¿Y por qué es eso?

—Porque tu eres un tonto.

—¿Qué me convierte en un tonto?

—Tu actitud y tu "por supuesto que soy un playboy"

—Enana...— me tomó por los brazos y besó mi cabeza.

—Eres un tonto— volví a acusarlo levemente.

—Debo mantener una imagen, es sólo eso.

—¿Por qué no escoges otra imagen?

—¿Cómo cuál?

—No lo sé— musite —Tu podrías elegir.

Acarició mi rostro e hizo levantar mi mirada luego de que yo me senté en el borde de la cama.

Lo miré fijo a los ojos y sonreí levemente.

Él se arrodilló frente a mi quedando entre mis piernas y colocó sus manos en mis rodillas.

—Te quiero, enana— fruncí los labios levemente y continué viéndolo.

—Yo también te quiero.

Él se acercó a mi y besó mis labios.

Varios segundos después me separé de él y sonreí.

—¿Te quedas?

—Seguro— asintió mientras sonreía.

Me acomodé en la cama, él se levantó y apago las luces.

Minutos después se metió en la cama, me recargue en su pecho desnudo y lo acaricié levemente.

—Buenas noches, Val.

—Buenas noches, cariño.

—Descansa.

—Igual tu.

—Valerie...

—¿Si?

—Tengo hambre— él rió y yo hice lo mismo.

—Yo no tengo sueño— lo miré y continué riendo —¿Qué hora es?

—No pasa de la 1.

Me senté en la cama y él hizo lo mismo entonces lo tomé del rostro y lo acerqué a mi. Una vez que nuestros labios se juntaron moví los míos sobre los de el a un ritmo un tanto rápido. Abrí mis ojos para verlo y su reacción era graciosa. Estaba sorprendido. Reí levemente sobre sus labios y luego volví a mover mis labios sobre los de él pero está vez un poco más lento. Sus ojos se cerraron y yo imite su acción.

She Saves MeTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon