Capítulo 20.

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Bryce había tenido razón. Mis padres no me detuvieron mucho porque sabían que debía ir a la escuela, sin embargo estaba en muchos problemas. Por supuesto que estaban molestos y me iban a dar los más aburridos y extensos sermones apenas tuvieran la oportunidad. Para mi suerte evitaría estar en casa o al menos Bryce haría eso.

Volví al mundo real cuando la mano de Wendy chasqueó justo delante de mis ojos.

—Perdona, ¿Qué decías?— la miré totalmente desconcentrada y ella rió.

—Fiesta. Hoy. 9 pm.

—¿Fiesta en lunes?— la miré con el ceño fruncido.

—¿Por qué no?

—Es raro.

—Si quiero una fiesta en lunes, haré mi fiesta en lunes.

—Está bien, está bien— reí mientras alzaba ambos brazos en señal de rendición.

—Te espero ahí.

—Veré si puedo ir.

—Tienes que— se cruzó de brazos pero no fue mucho tiempo ya que golpeó mi hombro entonces volteé viendo a mi novio en su lambo.

Negué con la cabeza mientras reía levemente y le hice una señal para que esperara. Él levantó su pulgar entonces volví mi atención hacia Wendy.

—Debes llevar a tu chico.

—Bryce ama las fiestas así que no tendrá problema con eso.

—Genial, nena. Nos vemos más tarde.

—Adiós— me despedí con la mano mientras caminaba hasta donde Bryce. Él bajó antes de que llegará y abrió la puerta para mi.

—Gracias— Sonreí y dejé un corto y cálido beso en su mejilla.

El rodeó el auto por el frente y subió al asiento piloto.

—Ven acá— tomó mi rostro con sumo cuidado y me acercó hacía él.

Sus labios se movieron un tanto brusco sobre los míos y traté de seguir su ritmo pero varios segundos después me alejé.

—Eso fue intenso— dije exaltada.

—Te extrañaba.

—Nos invitaron a una fiesta.

—¿En serio?— rió levemente y yo asentí.

—Así es.

—¿Y quieres que vayamos?

—Nos vendría bien una fiesta— levanté los hombros.

—¿Planeas pedir permiso? Porque lo más seguro es que no te lo den— recargó su mentón en mi hombro y rió burlonamente.

—¿Me llevas de compras?

—¿A Victoria's Secret? Seguro.

—A Forever 21— lo miré y le saqué la lengua entonces él arrugó la nariz.

—Ya que— encendió el auto y se acomodó en su asiento.

—Si te portas bien me compró algo sexy.

—Sabes que yo voy a pagar, ¿cierto?— me miró.

—¡No!— frunci el ceño —No voy a dejar que pagues por ropa.

—Pero es un regalo.

—No es nuestro aniversario.

—Da igual.

—Debes dejarme gastar.

—No cuando sales conmigo, ángel— comenzó a conducir alejándonos finalmente de la universidad.

—Te odio.

—Me amas— me miró.

—Tienes razón— empujé su rostro por la mejilla haciéndolo ver al frente.

—Siempre.

Pasaron varios minutos y finalmente hablé pues desde que Wendy mencionó la fiesta una idea había pasado por mi mente.

—Te propongo algo.

—¿Qué cosa?

—Hoy en la fiesta vas a celebrar.

—¿De qué forma?

—Sólo 3 cervezas.

-¿Por qué?

—Porque tampoco quiero que te embria....— me interrumpió.

—¿Por qué me propones esto?

—Porque lo mereces— levanté los hombros —Sólo para que te diviertas.

—No la necesito.

—¿Entonces rechazas la oferta?

—Seré conductor designado así que si.

—Vaya...— dije asombrada —En serio haz cambiado, Bryce O'Connor.

—Por ti— sonrió levemente.

—Mis uñas nunca se habían visto tan lindas— miré mis uñas y reí.

Tomó mi mano izquierda y besó los nudillos de ésta.

—Te amo, Valerie. En serio lo hago.

—Yo también te amo— Sonreí y besé su mejilla.

—Promete que no me vas a dejar— sus ojos se clavaron en los míos.

—Vista al frente, Bryce— llamé su atención.

—Valerie...

—Hay una frase que me gusta mucho— lo miré y sonreí  —"Durará tanto como lo cuides y lo cuidarás tanto como lo quieras."

Mi sonrisa desapareció poco a poco cuando la reacción de Bryce no fue la esperada. Lucía pálido e inclusive perdido.

—Si te sientes mal para el auto— continué viéndolo preocupada.

Estacionó el auto cuando tuvo la oportunidad y bajó rápidamente de éste mientras se alejaba.

Fui detrás de él rápidamente y entonces lo vi inclinarse para vomitar.

—¿Quieres ir al hospital?— acaricié su espalda y el negó con la cabeza.

Pasaron varios minutos y volvimos al auto. Estábamos sentados en la tierra y recargados en el costado del auto.

—¿Te sientes mejor?

—Si— asintió.

—¿Qué pasó?

—No lo se, sólo me sentí mal un momento pero estoy mejor ahora.

—¿En serio no quieres ir al hospital?

—Estoy bien, ángel— sonrió.

—No te ves bien.

—¿Disculpa?— me miró mientras tocaba su pecho fingiendo estar ofendido.

Reí ante su reacción y negué con la cabeza.

—Habló en serio.

—Te llevaré de compras, luego iremos a comer algo, iremos a mi casa y haremos algo para matar tiempo, después nos arreglaremos e iremos a la fiesta. Eso es lo que haremos.

—¿Seguro de que quieres ir a la fiesta?

—Si.

—Tu ganas— me levanté y sacudi mis manos para luego ayudarlo a levantarse.

Subimos al auto y él condujo. Varios minutos después llegamos finalmente a nuestro destino.

Bajamos y nos tomamos de la mano para luego entrar a la plaza.

She Saves MeWhere stories live. Discover now