Capítulo 05.

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—Ya es tarde, Bryce— reí —Llevame a mi casa.

—Nunca.

—Ya paso mi toque de queda.

—¿Tu qué?— rió fuerte.

—Toque de queda— le saqué la lengua.

—¿Eso aun existe?— preguntó él burlándose.

—Si, existe cuando tienes padres.

La sonrisa desapareció de su rostro y vi como sus manos y su cuello se tensaron.

—Lo siento, en serio— lo miré —No debí decirlo o tal vez no de esa forma...yo sólo no debí haberlo dicho, perdón.

—Descuida, no hay problema.

—En serio lo siento.

El rió y juro que me sentí mejor entonces.

—No tienes porque disculparte tantas veces, ángel.

—Lo siento.

—Joder— rió —Estás pero si muy educada.

—¿Desde cuándo eso es malo?

—Yo no dije que fuera malo, sólo lo considero gracioso.

—¿Consideras mi educación graciosa?

—Usas palabras raras— siguió riendo.

—No te burles de mi— me crucé de brazos.

—¿O qué?— me miró.

—O no lo se.

-—Ya callate— él rió.

—Obligame.

—Eso implicaría mi pene en tu boca, cariño.

Apreté los labios con fuerza y me giré de forma en que parte de mi le estuviese dando la espalda.

—Perdón— suspiró él.

Frunci los labios y lo miré esperando que su disculpa continuara.

—A veces digo cosas que no debería_— dijo él.

—Lo noté.

—¿Me perdonas?

—Sólo porque eres guapo.

¡No puede ser! Acababa de hacerle un cumplido.

¡Como si el necesitara más confianza en si mismo!

—¿Soy guapo?

—No lo diré dos veces, Bryce.

—Soy guapo, definitivamente lo soy.

—Cierra la boca— reí.

—Obligame— dijo él ahora mientras me miraba y debo admitir que la idea de besarlo cruzó por mi cabeza pero en vez de eso cubrí su boca con mi mano la cual llenó de besos entonces la quité.

—¿No te gustan mis besos?

—No.

—Mientes.

—No, no miento

—Claro que lo haces.

El auto se detuvo frente mi casa.

—No miento— le saqué la lengua y bajé rápidamente del auto.

—¡Lo haces!— gritó una vez que salió del auto.

Lo miré y le hice una señal de que guardara silencio.

—Tonto— reí mientras caminaba delante de él hasta mi puerta.

—¿No piensas despedirte de mi?

—Adiós— me despedí con la mano.

—¿Eso es todo?

—Lo dice el señor "A veces digo cosas que no debería"

—¿Nos vemos mañana?

—Seguro— acomodé un mechón de cabello detrás de mi oreja y luego entré.

Entre caminando de puntillas, eran las 3:15am.

Subí rápidamente a mi habitación, me desmaquille, me puse algo más ligero y cuando estuve a punto de recostarme escuché un ruido. Me acerqué a la ventana y mis ojos se abrieron como platos al verlo ahí.

Miré mi celular, él estaba llamando. Reí y respondí.

—¿Qué haces?

—¿Puedo subir?

—Por supuesto que no— reí.

—Anda, primor.

—Vete a tu casa.

—Ya fui.

—¿Y por qué regresaste?—reí una vez más mientras negaba con la cabeza.

—Porque me aburrí.

—Está bien...— colgué y bajé rápidamente, abrí la puerta y lo vi con un saco de dormir y una mochila.

—Sabía que no podrías resistir.

—Callate y sube— señalé las escaleras y entonces ambos subimos a mi habitación.

She Saves MeWhere stories live. Discover now