Capítulo 18 - Parte II

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—¿Qué me estas haciendo, Bryce O'Connor?— besé su pecho desnudo y luego me recargue en él sin descubrirme con la toalla.

—¿Ya no quieres ser una chica buena o si?— acarició mi cabello.

—Tal vez me he aburrido de eso.

—Puede ser aburrido— rió levemente.

—¿Harás una chica mala de mi?

—Quizá lo haga— mordió mi labio inferior y tiró de el suavemente.

—Tal vez no haga falta tu ayuda— acaricié su pecho suavemente pasando mis yemas por cada cuadrito marcado que tenía.

—No me hagas esto.

—¿Por qué no?

—Porque no voy a querer detenerme— habló un tanto ronco lo que hizo que me estremeciera un poco.

—Está bien— me levanté riendo pues la hamaca comenzó a moverse un tanto brusco.

—Cuidado.

Mi pie quedó atorado entre el tejido y él logró hacerlo salir segundos después.

—¿A dónde vas?

—A caminar— dije un tanto obvia mientras lo miraba sobre mi hombro.

Él se levantó de la hamaca y caminó detrás de mi.

Llegamos hasta la orilla, no había mucha gente este día. Tomé la mano de Bryce y comenzamos a caminar mojandonos solamente los pies.

—¡Mira!— señalé el pequeño puesto en donde hacían tatuajes de henna.

—¿Tatuajes?

—Si— lo miré y sonreí.

—Tengo una mejor idea.

—¿Si?

—Sí.

Volvimos a nuestro lugar, él tomó las pocas cosas que llevábamos con nosotros y a un paso muy apresurado caminamos.

—¿Por qué vas tan rápido?— reí.

—Tenemos que apresurarnos.

Comenzó a correr y debido a que estábamos tomados de la mano fui obligada a hacer lo mismo.

Subimos al auto y abrochamos nuestros cinturones de seguridad entonces el comenzó a conducir.

Varios minutos después Bryce estacionó el auto entonces supe que habíamos llegado, desabrochamos nuestros cinturones y él bajó del auto para luego abrir mi puerta.

Bajé del auto y tomé su mano.

—¡Espera!— dije un tanto divertida —He visto este local en la televisión.

—Si, tenían un reality. LA ink.

—¿Vas a tatuarte?— lo miré.

—Vamos— me corrigió.

—¡No!— negué con la cabeza —No lo haré.

—Ni siquiera duele tanto.

—No voy a tatuarme, Bryce.

—Pues yo si.

Besó mi mano y entramos al local.

Bryce habló con una mujer en recepción. Luego con uno de los tatuadores y él lo llevó al lugar en donde trabajaba luego de hacer un boceto.

—¿Bromeas?

—No— negó con la cabeza —Me tatuare tu puto nombre.

—¿Y si terminamos?

—Espero que no sea así— se recostó en la camilla y yo maldije bajo.

El chico que lo tatuaría acercó la máquina a su pecho y comenzó a escribir en éste con una linda letra.

Era oficial. Luego de 13 minutos Bryce tenía "Valerie" tatuado en su abdomen al igual que nuestra fecha.

—Eres un idiota— lo empujé y el rió.

—Tu turno.

—No— negué con la cabeza —Yo no soy tan tonta como para tatuarme tu nombre.

—Entonces hazte cualquier otra cosa.

Me recoste en la camilla boca abajo y moví mi cabello hacía un lado.

Le dije al chico que quería y él simplemente obedeció. Una "B" en un corazón "♡ "

Eso fue lo que obtuve. Me levanté y vi mi pequeño tatuaje. Lucía bien y era bastante fácil de ocultar. No tenía porque salir mal.

—¿Feliz?— pregunté cuando estábamos en el auto luego de habernos tatuado y haber pagado por esto.

—Demasiado— sonrió.

—No puedo creer que lo hiciera— negué con la cabeza mientras reía irónica.

—Se ve bien.

—Se que lo hace pero aún así.

—Si me preguntas, me encanta.

—A mi me encanta el tuyo.

Bryce encendió el auto y entonces comenzó a conducir. En una hora más o menos volvimos a Los Ángeles.

—No quiero entrar aún— dije mientras miraba mi casa.

—Te llevo a mi casa entonces.

—¿Bromeas? Eso los haría enfurecer aún más.

—Da igual.

—No, no da igual.

—No seas gallina.

—No soy gallina— respondí mientras lo miraba fijamente a los ojos.

—Entonces vamos.

—Me vas a causar muchos problemas— susurré sobre sus labios pues él se había acercado.

—Perdón— dijo luego de besar mis labios cortamente.

—Mañana tengo escuela— lo miré.

—Yo te llevo.

—Mis cosas están ahí— señalé.

—Mañana pasamos por ellas. No te pueden detener ya que debes ir a la escuela o se te hará tarde.

Miré la ventana de mi habitación y luego a él.

—Eres listo.

—Lo soy— respondió mientras conducía.

Estaba convirtiéndome en una chica mala. Esto no era lo que yo solía hacer. Nunca había escapado. No mentía, no salía tarde, ni siquiera decía groserías. Él había acabado con la chica buena que había sido.

La pesadilla de todos los padres; su niña buena con un chico malo.

Perdón, papá.
Perdón, mamá.
Saben que los amo.

She Saves MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora