Capítulo 29.

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Casi 3 horas después y seguía haciendo esperar a Bryce.

Él estaba aquí desde hace rato sin embargo yo continuaba peinándome.

—Tengo hambre, Val— se quejó mientras fingía llorar.

—Ya estoy lista, precioso— apagué la pinza y corrí hasta la sala —¡Mirame, estoy lista!— me senté sobre sus piernas.

Se levantó conmigo en su cadera y salimos de la casa..

—Oggy no tiene comida— señalé la puerta mientras reía.

—Ya me encargué.

—Si que estas hambriento.

—¿Tu no?— me bajó de su cadera cuando llegamos al auto. Tomó las llaves de uno de sus bolsillos y abrió la puerta copiloto para mi.

Subí al asiento y me coloqué el cinturón. Bryce entró al asiento piloto, hizo lo mismo que yo y comenzó a conducir.

Encendí el estéreo y decidí que escucharíamos el USB de Bryce, pues tenía buenos gustos.

Una media hora fue lo que nos tardó llegar al centro y unos 10 más a Olive Garden.

Entramos y no tuvimos que esperar ya que Bryce había hecho reservación desde ayer.

Una de las empleadas nos guió a una mesa y tomó nuestras órdenes.

El tiempo pasaba y la verdad es que nosotros estábamos bastante cómodos.

Bryce en una ocasión me preguntó acerca de lo ocurrido pero decidí no hablarlo aquí.

—Sabes qué te amo demasiado, ¿Cierto?— me preguntó mientras dejaba varios besos sobre una de mis manos al tiempo que sostenía ambas sobre la mesa.

—Si, lo se— le afirmé completamente segura.

—¿Tu igual me amas?

—Muchísimo.

—No más que yo— reí divertida mientras al mismo tiempo que lo miraba fijamente a los ojos.

—Nunca te imaginé peleando por "quién ama más a quién"

—Tampoco yo me imaginé haciéndolo— admitió entre risas.

—Es lindo.

—¿Lo crees?

—Si, totalmente.

La cursi conversación fue interrumpida por su celular entonces soltó mis manos y respondió.

—Hola— respondió al celular con una hermosa sonrisa —Si, estoy con ella. Lo haré, mamá— rió levemente y se separó un poco del celular —Te manda saludos.

—Dile que igual— reí.

—Dice que ella igual— dijo una vez que volvió a acercar el celular —Si, pronto. Ya lo verás— cubrió su rostro con la mano libre y una ruidosa carcajada salió.

Era un Bryce diferente. Era más alegre, más vivo y me encantaba.

Verlo así se sentía tan bien.

Finalizó la llamada, guardó el celular y me sonrió una vez que volvió su atención a mi.

—Perdón por eso.

—No te disculpes— negué con la cabeza rápidamente.

—¿De qué hablábamos?

—De ti y de tu cambio.

—Cierto.

—Me gusta verte así, tan feliz. En serio lo disfruto mucho.

She Saves MeWhere stories live. Discover now