Capítulo 23.

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Escuché varios ruidos fuera de mi ventana y éstos me hicieron despertar. Giré en mi cama y vi el reloj que estaba a mi lado. 4 am

Me cubrí con la manta pero entonces escuché como mi ventana se abrió.

—¿Bryce?— pregunté bajo aún adormilada mientras encendía la lámpara luego de sentarme en el borde de la cama.

—Hey— dijo él luego de que atravesó la cortina.

Me paré rápidamente y lo abracé con fuerza.

—¿Qué ha pasado contigo?— le pregunté luego de haberlo tomado por ambas mejillas.

—Nada.

—Bryce— lo miré fijamente —Habla conmigo.

—No ha pasado nada— sonrió y levantó sus hombros.

Me separé de él y encendí la luz entonces vi todo con más claridad. Sus ojos rojos, irritados, oscuros. Su cabello despeinado. Su ropa desarreglada y con manchas.

—¿Bryce?— lo miré esperando de obtener respuesta alguna.

—No es mía_ respondió mientras miraba sus puños los cuales tenían los nudillos heridos y ensangrentados.

—¿Qué pasó hoy?

—Nada— volvió a responder con lo mismo alejándose de mi.

—¿En dónde estuviste?

—Con mis amigos.

—¿Bebiste?— le pregunté luego de acercarme más a él.

—Si— asintió con ambos ojos cerrados.

—¿Usaste drogas?

Dejó caer su frente sobre mi pecho suavemente y besé la coronilla de su cabeza.

Su silencio me hizo claro todo.

—Lo siento— escondió su rostro en mi cuello y apreté mis labios.

—¿Qué pasó cuándo hablamos por teléfono?

—Estábamos ayudando a cobrar a sujetos que le debían a Joe. Advertimos a unos y a otros los golpeábamos no todos estaban solos entonces tuvimos que correr de una pandilla.

—¡Idiota!— golpeé con fuerza su mejilla —¿Sabes lo preocupada que me tenías?— lo tomé por ambas mejillas y besé sus labios

—Valerie, yo te fallé.

—Bryce...— me interrumpió.

—Soy una mierda de persona— admitió con sus ojos fijos en mi —No me necesitas, no soy lo ideal para ti y lo sabes. Mereces algo mejor, yo simple y sencillamente soy un desastre. Ni siquiera yo puedo conmigo mismo— habló rápido y lo interrumpí cuando tuve la primera oportunidad.

—Bryce— susurré sobre sus labios luego de tomar sus manos, colocarlas a los costados y entrelazar nuestros dedos —Te amo.

Dos simples palabras fueron más que suficiente para calmarlo.

Me separé de él un poco y saqué su camisa por arriba.

—También te amo— respondió con sus ojos fijos en los míos.

—Lo se— asentí un par de veces mientras caminaba frente a él tirando de su mano.

Lo llevé hacia el baño, lo senté sobre la taza del baño una vez que bajé la tapa. Me puse de rodillas frente a él y le quité ambos tenis, luego los calcetines. Me paré y lo hice levantarse. Se deshizo de su pantalón y luego de los boxers.

She Saves MeOn viuen les histories. Descobreix ara