Hoy somos azul [TaeKook]

[04]

[Jungkook, 7 años]

Jungkook asomó su cabeza por la entrada del salón con discreción solo para verificar lo que se temía. En el sofá, su madre estaba sentada en las piernas de un hombre desconocido mientras estos se besaban y hacían ruidos extraños que lo incomodaban.

No, la situación en sí era totalmente incómoda, mas no desconocida.

En silencio, Jungkook se retiró a su habitación, fingiendo que no estaba ahí. No fue hasta que la noche cayó y su padre llegó del trabajo, que dejó su cuarto por primera vez solo para salir a recibirlo. Como era costumbre, el hombre lo recibió de brazos abiertos, alzándolo en el aire y preguntándole cómo había estado su día en el colegio. Y, como siempre, tras abrazarlo y alabarlo por todo y nada, lo dejaba en el piso para luego saludar a su esposa con un suave beso en los labios; esos labios que, apenas una hora atrás, estaban sobre otro hombre.

―Papá ―Jungkook siguió a su padre al cuarto a diferencia de esperarlo en la mesa para cenar―. ¿Puedo preguntarte algo?

―Por supuesto, hombrecito ―el hombre tiró de su corbata, mirando con curiosidad al pequeño―. ¿Ha sucedido algo malo? Luces preocupado.

―Es sobre mamá ―dijo sin rodeos―. Estuvo toda la tarde haciendo cosas de adultos con un extraño.

El hombre dejó de sonreír. Mirando hacia la puerta para asegurarse de que su mujer no estuviera ahí, se agachó frente al niño, pensando en qué decir. Jungkook era demasiado joven y no esperaba que su mujer fuera así de descuidada.

―No es la primera vez ―prosiguió Jungkook ante el silencio de su padre―. Es... la quinta, si no mal recuerdo ―y miró sus dedos, contando y haciendo memoria―. Son hombres diferentes. Y siempre los besa en la boca y... esas cosas ―musitó, mirando al hombre a los ojos―. Busqué eso en la computadora de la biblioteca y lo llamaron adulterio. También le pregunté a otros niños si sus madres solían hacerlo y ellos dijeron que no; algunos incluso se enojaron, diciendo que era un pecado ―presionó sus labios―. ¿Mamá irá al infierno?

―No, hijo, mamá no ha hecho nada tan terrible ―sin embargo, había inseguridad en su voz.

―Pero el adulterio es algo malo, lo sé, lo leí. Cuando dos personas se casan, se deben fidelidad. ¿Acaso no tengo razón?

―Sí, pero...

―Mamá es una mala persona.

―Jungkook ―por primera vez, el hombre llamó su nombre con reproche―. Tu madre no es una mala persona.

―Ella ya no pasa por mí al colegio, papá ―señaló―. Y, siempre que llego a casa, está haciendo cosas extrañas con desconocidos. ¿Eso no es malo?

―Eres muy pequeño para entenderlo.

―¿No es papá el que no lo entiende? ―insistió, sintiendo sus ojos arder de pura frustración―. Ella está haciendo algo malo y lo sabes. ¿Por qué no te importa? ¿Acaso haces lo mismo que ella?

―¡Por supuesto que no! ―el hombre lo miró alterado, suspirando para luego poner sus manos sobre los hombros de su hijo―. Escucha, lo que hace mamá no está del todo bien, sin embargo, no importa, ¿de acuerdo? No importa cuántos hombres extraños ella traiga a la casa, lo importante es que está casada conmigo ―Jungkook lo miró, sin entender―. Cuando seas grande, hijo, entenderás que el amor lo perdona todo. Puedo perdonar lo que tu madre hace, porque realmente la amo.

―Entonces... ¿dejarás que ella siga haciéndolo?

―Sí ―el hombre se puso de pie, con calma―. Cuando amamos a alguien, es natural dejarlo ser feliz. Si ver a otros hombres hace feliz a tu mamá, entonces está bien por mí ―afirmó―. Recuerda, al final del día, sigo siendo su esposo. Tus padres están bien, Jungkookie, así que no te preocupes por nosotros ―y sonrió.

El amor lo perdona todo. El amor lo permite todo. El amor lo soporta todo. Jungkook era demasiado joven para entender el peso de esas palabras.