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El salón se conservó en silencio después de que Jiho terminó de hablar. Taehyung, que había decidido ir con Yeontan a la junta en el departamento de Jungkook, acarició la cabeza de su mascota, sin atreverse a levantar la mirada. Solo hace unos días la situación había sido caótica tras la visita del padre del menor, pero el futuro próximo parecía mucho más oscuro.

Jiho y Jungkook habían estado especialmente cuidadosos y metódicos desde aquel incidente y, finalmente, habían destapado sus planes: Querían hundir al padre de Jiho. Para ello, habían expuesto la verdad ante el grupo, a sabiendas que dentro de poco su decisión gatillaría que la información no solo se quedara en ese lugar, sino que pronto estaría en las planas de todos los periódicos y como titular en la televisión; Kim Manho, actual alcalde de la Ciudad Metropolitana de Busan, era un violador.

Y como las pruebas decían mucho más que las palabras, tanto Jiho como Jungkook estaban dispuestos a ir tan lejos como pudieran con tal de conseguirlas, razón por la que todos estaban reunidos ahí.

―No estamos pidiendo su apoyo ―dijo Jungkook cuando el silencio se extendió por minutos―. Sabemos que es terreno peligroso, solo... queríamos que lo supieran por si algo pasa con nosotros ―y Taehyung sintió el sudor frío bajar por su espalda al escuchar tales palabras―. Si no tienen noticias...

―¿Si no tenemos noticias? ¿Qué mierda significa eso? ―explotó finalmente Seokjin, levantándose estupefacto―. ¿Crees que puedo quedarme aquí sentado mientras mi primo y su amiga arriesgan su vida en pruebas que bien podrían no existir? ¿Soy esa clase de persona para ti? ¿¡Somos todos esa clase de personas!?

―Perdón... ―murmuró Jiho, con la mirada baja―. Sabía que se preocuparían por Jungkook, así que no quería contárselos, pero él dijo...

―Kim Jiho, esa disculpa es terrible ―intervino Seokjin, haciendo un gesto con su mano cuando Namjoon intentó levantarse para calmarlo―. Escucha algo, niña ―y se arrodilló frente a ella―. Sé que no he sido muy amable contigo, pero soy un buen amigo; Jungkook dijo que debía tratarte como una amiga ―Jiho finalmente se atrevió a mirarlo a los ojos―. No necesito una disculpa. No necesito que me digan que no me involucre. Lo único que necesito saber es: ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?

―Acaba de decirlo, ¿por qué no lo querría? ―preguntó Yujin en voz baja y temblorosa, aun intentando procesar la situación.

―Porque está en su derecho de temer ―respondió Seokjin con calma―. Porque es valiente de su parte querer exponer a la persona que abusó de ella, pero lo contrario tampoco significa ser cobarde ―y volvió a mirar a Jiho―. Una vez que esta noticia salga a luz, la gente creerá tener el poder de hablar de ti. Para llevar a ese hombre a la cárcel, tendrás que hablar, Jiho. Te podemos dar una mano, Jungkook siempre será tu soporte, ¿pero tú? Tú tendrás el trabajo más difícil y lo sabes. Para nadie es fácil decir esto en voz alta.

Yujin apartó la mirada al escuchar a su mejor amigo y secó un par de lágrimas que no pudo retener. Tanto Seokjin como ella trabajaban en el mundo del entretenimiento; miradas, palabras y toques inapropiados estaban al orden del día y la mayoría del tiempo debían limitarse a sonreír forzadamente, porque pocos se pondrían de parte de ellos. ¿Lo que Jiho había vivido y ahora deseaba exponer? Era incluso más impresionante.

―Lo haré ―finalmente dijo la menor―. No volveré a retroceder.

Seokjin asintió, levantándose. Girando sobre sus talones, dio una mirada a su amiga, a sabiendas de que tenían que hacer.

―Bien, si se trata de mover a los medios... podemos encargarnos de eso ―murmuró Seokjin, pasando una mano por su cabello―. ¿Una primera plana? La tendrás si la quieres; de algo debe servir este maldito apellido ―y revolvió los cabellos de su amiga, intentando sacarle de su trance.

Hoy somos azul [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora