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Jiho mantuvo su mirada sobre el horno, esforzándose por ignorar la presencia de todos los invitados a apenas unos metros de ella, compartiendo en el salón. Cuando esa mañana Jungkook había entrado a su departamento cargándole el desayuno mientras ponía la sonrisa de niño bueno que solía hacer tras meterse en problemas que la involucraban indirectamente a ella, jamás imaginó tal escenario. Pero, considerando lo mucho que su amigo siempre había hecho por ella, tampoco pudo negarse a esa escena. Estar cerca de los amigos de Taehyung ya era bastante raro, luego de que estos la habían encontrado llorando el día anterior. Sin embargo, era incluso más incómodo estar en compañía de los primos de Jungkook y los amigos de estos.

Como nunca, el espacioso departamento se había vuelto pequeño a causa de esos ocho invitados y tuvo que inhalar y exhalar continuamente para no ser vencida por la ansiedad. Jungkook, justo al lado de ella, no parecía mejor en su lucha contra la antropofobia.

―Pareces un papel ―murmuró entredientes―. No quería decir esto, pero fue tu loca idea. ¿O acaso debo darle el mérito a Taehyung?

―Fue mi loca idea ―se llevó el crédito, quitando su mirada de la ensalada para mirar de reojo a su diversos invitados―. Voy a vomitar.

―Aún podemos correrlos... amablemente ―carraspeó en voz baja.

―¿Crees que organicé esto porque estoy aburrido?

―Es eso o quieres morir ―Jiho miró el interior del horno, sin parpadear―. Solo piensa que estás en el salón de clases y ellos son tus compañeros.

―Mis compañeros no suelen mirar tanto en mi dirección ―rechistó―. Y ellos definitivamente no intentan comenzar una conversación conmigo. Es más, dudo que conozcan mi nombre o que hayan notado incluso mi existencia ―Jiho enseñó una pequeña sonrisa, preguntándose cómo era eso siquiera posible. Sí, Jungkook no era un pajarito sociable, pero definitivamente era encantador―. ¡Y yo tampoco conozco a mis compañeros! ―concluyó, cubriendo su rostro con un mantel―. Es más fácil aguantar a las personas cuando no las conoces.

―Entonces, ¿qué es todo esto? ―intentó entender―. ¿Y qué hago aquí también? Podría vomitar junto a ti.

―Tienes mejor resistencia que yo ―bromeó.

―Jungkook ―llamó con reproche, intentando entender la situación, pero el chico solo se encogió de hombros y rodeó la isla para acercarse a sus invitados.

Jiho suspiró, agobiada. Cuando planeó empujar a Jungkook hacia los brazos de Taehyung, no era eso lo que esperaba. Ella estaba lista para desaparecer del mapa poco después de eso, al menos luego de darle tiempo suficiente a Jungkook para que se adaptara a la inminente separación entre ambos. Pero ahora estaba con él, de alguna manera. Y con muchas personas que estaba respirando su oxígeno.

Dios, a ese paso iba a quedarse sin oxígeno.

―Uhm-bueno-yo-gracias por venir ―dijo Jungkook con torpeza en el centro del salón, sin poder esconder la tensión en sus hombros―. La comida está lista, así que, si gustan, pueden pasar a sentarse y... sí, eso ―musitó.

Taehyung le dio una mirada compasiva cuando lo vio rascar su nuca con incomodidad, así que, decidido a darle una mano, apuró a sus amigos para que se sentaran. Jungkook le agradeció con una mirada y volteó a ver al mayor de sus primos cuando este no obedeció. Seokjin estaba ensimismado revisando uno de sus portafolios y ni Yujin ni Namjoon parecían poder sacarlo de ese estado.

―Si no te apuras, alguien tomará el lugar junto a Yoongi ―dijo Jungkook, intentando apurarlo, pero solo obtuvo una mirada neutral del mayor.

―No me gustan tus dibujos.

Hoy somos azul [TaeKook]Where stories live. Discover now