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Taehyung caminó con calma por los pasillos del museo de arte, admirando detenidamente cada obra. Desde su adolescencia, el arte se había convertido en una fascinación y también uno de sus pasatiempos privados, por lo que visitar exposiciones y museos era algo que siempre hacía solo. Además, no conocía a nadie que compartiera esa pasión; al menos no antes de conocer a Jungkook.

Cohibido, pero aún más emocionado, quiso dar brinquitos en su sitio al descubrir que Jungkook, tal y como él, habían visitado el museo ese día. A solo pasos de distancia, el chico miraba con una expresión calmada una pintura semejante a una explosión de colores.

Taehyung se preguntó si así se vería su interior cada vez que sus ojos se topaban con ese chico.

―¿Taehyung? ―Jungkook se sorprendió cuando, al salir de sus pensamientos y girar, se encontró con el mayor mirándolo entumecido―. Quizás... ¿me estabas hablando?

―No, realmente ―acabó la distancia entre ellos, sonriendo nervioso―. Pero tenía la intención de hacerlo.

―¿Llevas mucho tiempo ahí mirándome?

Sí, pero Taehyung no iba admitirlo. ¿Qué pasaba si Jungkook lo tomaba por un acosador? Era demasiado pronto para causar una mala impresión.

―No, no... no, realmente ―aseguró con una sonrisita torpe que hizo entender a Jungkook lo contrario; aquel chico mentía tan mal―. Solo pasaba por aquí, te vi y pensé en saludar.

―Bien ―asintió―. Hola.

―Hola.

Silencio. Taehyung se sintió estúpido de repente al percatarse de que, en realidad, no quería solo saludarlo. Pero ¿y si Jungkook lo estaba tomando demasiado literal y ahora esperaba que se diera la vuelta y se marchara? ¿Eso no sería raro, de todos modos? ¿Decir hola y marchar? Pero Jungkook lo miraba como si de verdad esperara que se fuera de una vez por todas. ¡Quizás había interrumpido un importante tiempo personal!

―Sigues aquí ―señaló el menor con su típica sonrisa torcida―. ¿Hay algo más que quieras decirme? No te retengas.

―¿Has venido solo? ―preguntó rápidamente, casi tropezando con sus palabras.

―Solo ―confirmó―. ¿Honestamente? Las únicas personas cercanas que tengo en Seúl son mis primos y Jiho, pero ninguno puede acompañarme ―y volvió a mirar la obra que estaba viendo con anterioridad―. Seokjin está demasiado ocupado con el trabajo y ni siquiera le gusta el arte, así que no lo obligaría a venir. Namjoon, que es lo contrario de él, habría estado encantado de acompañarme de no ser porque está demasiado ocupado con un proyecto para la universidad ―se encogió de hombros―. Y Jiho cree que acompañarme solo interrumpe mi línea de pensamientos.

―¿Estoy interrumpiendo tu línea de pensamientos? ―preguntó, angustiado.

―Evidentemente ―aunque, a pesar de su respuesta, Jungkook le sonrió―. Está bien, a veces es bueno compartir mis pensamientos con otros. ¿Te gusta el arte? Suena como una pregunta estúpida, considerando que has venido solo hasta acá.

―Me gusta ―aceptó―. No soy un gran entendido de la materia, pero de verdad me gusta ―aseguró―. Y, en realidad, me encantaría hablar con alguien sobre esto, pero me temo que mis amigos son más amantes del baile y la agitación de los escenarios que de los lugares silenciosos como este.

Jungkook rio entredientes, entendiendo. En el fondo, le sorprendía que alguien como Taehyung gustara de los museos. El chico lucía como el tipo al que le gustan más los parques de diversiones que un museo. Pero ¿no era él también un amante de los parques de diversiones? Quizás solo estaba siendo prejuicioso.

Hoy somos azul [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora