Capitulo 25 (Parte 1)

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"Extrañas conexiones"

La luz entra por la ventana dandome en la cara directamente, me muevo por la cama hasta chocar con unos brazos desconocidos.

O eso creo, por qué a la vez se sienten bastante familiares, aunque no logro reconocer a quien pertenecen , la cabeza de aquella persona está escondida en las almohadas blancas, acaricio su cabello con cautela.

Me hipnotiza por completo, hasta que gira su cabeza abriendo los ojos, son como dos esmeraldas brillantes, no logro visualizar su cara por completo, su cabello está revuelto y cae por su frente.

—Me gusta que me veas así—su voz suena ronca y suave a la vez.

—¿Cómo?

No voy a decir nada romántico—frunce el ceño.

—No lo esperaba.

—pero me gusta que me veas con esa intensidad, con esa lascivia...

En un segundo pasa de estar acostado a estar encima mío, sus ojos se clavan en los míos y muy difícilmente puedo desviar la mirada de la suya, mi mano viaja a su clavícula, marcando un camino con un dedo hasta llegar a su manzana de Adán, rozando su aterciopelada piel.

Hunde su cabeza en mi cuello, puedo sentir su respiración contra mi, no me besa, simplemente se queda ahí y por alguna razón eso es más que suficiente para mi cuerpo reaccione a él, no de forma sexual, de una manera inesperada, una más tranquila y pasional.

Simplemente lo abrazo y el a mi, siento su piel desnuda y cálida, sonrió contra el, cierro los ojos Dejándome llevar por el instinto que no sabía que tenía.


[...]

Despierto recordando y procesando todo lo que soñé, pequeños fragmentos vienen a mi mente, a diferencia de otras veces, no estoy con el corazón acelerado o sudando, estoy tranquila, y siento como si hubiera descansado cien años.

Partimos a media noche hacia California, son aproximadamente 10 horas de viaje.

Hoy Raymond y yo no iremos a la universidad para planear todo mejor.

No será fácil, pero tampoco imposible, los demás chicos saben que iremos a algún lugar solo que no lo saben con precisión, y prefiero que se mantenga así.

La puerta de mi habitación se abre dando paso a la única mujer incapaz de tocar una puerta cuando quiere entrar.

—Querida, que bueno que te encuentro—La abuela Melissa me abraza con afán.

—Abuela me ahogas—digo entrecortada.

—Oh si lo siento, es que estoy muy emocionada.

Cualquier persona normal diría que está preocupada o angustiada por saber a la clase de misión a la que voy, pero la abuela Melissa es tan diferente a las abuelas normales, que se emociono cuando le dije que ya había encontrado a uno de los mal nacidos y ella fue la primera en apoyarme y decir que lo matará.

Así es, dijo: “mata a esos hijos de puta, roba sus almas para que se pudran en el limbo, por qué dios no los quiere y el diablo mucho menos”

—Recuerda lo que te dije, tienes que tener la mente fría no te dejes llevar por el coraje o los sentimientos, que si lo haces la que acabará muerta serás tú, y de paso yo al enterarme.—si, una abuelita muy dulce la verdad

susurrándole al oído [+18] Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora