capitulo 40

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"Mentiras"

(1 año atrás)


El saco de boxeo frente de mi es testigo de toda la fuerza que eh ido recolectando a lo largo del tiempo, cada vez soy más fuerte, más ágil, más imponente.

Golpeó una y otra y otra vez hasta que las manos se me cansan de tanto golpear al saco, recuesto la cabeza descansando sobre este, siento el sudor bajando por mi frente hasta mi barbilla, llevo dos horas aquí, todos se han ido dejándome hundir en mis pensamientos y en el entrenamiento constante.

La depresión se ah ido casi por completo, mi cuerpo recupera color y se que puedo con mil cosas más, por qué yo soy Gisell Ritchter, una mujer valiente y fuerte que no va a ser derribada tan fácilmente.

Me acerco a una de las bancas del gimnasio, tomo mi botella de agua y de un solo trago la dejo sin nada, se que es hora de irme pero no quiero, me siento bastante cómoda aquí.

Unos pasos resuenan en el lugar cuando mi mellizo se para frente de mi con el ceño fruncido y los brazos cruzados, no tiene que hablar para que pueda saber lo que quiere, todos ellos ahora están obsesionados con mi alimentación, no me dejan ni saltarme una sola comida, y como ya pasó la hora del desayuno a la cual por cierto no fui, ahora está aquí para reprocharme y exigirme ir a comer ahora mismo.

Cosa que si haré por qué estoy hambrienta de tanto ejercitarme.

—Ya se, ya se—levanto las manos en señal de paz—Solo tomaré una ducha e iré de inmediato, lo prometo.

Me señala con su dedo índice acusador.

—Mas te vale Gisell, no me obligues a venir por ti y cargarte hasta el comedor—luego de eso sale a pasos firmes para que pueda ir a las duchas.

Una de las cosas que más me gustan de la fortaleza del Alba Regem, es que sus instalaciones son demasiado grandes, y al ser Raymond y yo los herederos de está organización, tenemos nuestras propias habitaciones aquí, pero aún así me gusta más entrenar y ducharme en la regaderas de mujeres aquí mismo, no es que me avergüence mi cuerpo, por lo menos no ante las demás personas.

Siento que estoy en mi época de rebeldía, ya que trenzas africanas adornan mi hermoso cabello negro, es difícil lavarse el cabello de esta manera pero no imposible, Jason me convenció de hacer estás trenzas en mi cabello, puesto que él también se lo prima así  en algunas ocasiones.

Luego de darme una ducha de media hora y vestirme con unos vaqueros simples y una playera gris me dirijo al comedor donde mis amigos me esperan risueños entre ellos.

—Cariñito ¿le podrías decir a Gastón que es un idiota?—me habla lisan.

—Eres un idiota Gastón—me uno al juego.

—Gracias Gisell, yo también te quiero mucho—ironiza Gastón.

—Ambos son un par de inmaduros—se mofa Olivia.

—Aqui está tu comida—me susurra Raymond a mi lado llegando con un plato de fruta y con otro plato de pasta con algo de carne.

—Gracias—le doy un beso en la mejilla.

—¿Se imaginaron algún día estar aquí así?—suelta de repente Olivia.

—¿Así como?—pregunta oliver mientras se empuja con Gastón divertidos.

—Bueno... En el colegio no me imaginaba que estuviéramos juntos como hoy, en ese entonces no nos llevábamos mucho, ustedes eran amigos, pero yo no pertenecia a su grupito—habla Olivia.

susurrándole al oído [+18] Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora