capitulo 28

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"¿Perdida?"

Por alguna razón me siento ansiosa y extraña, normalmente no soy así, eh estado un poco inestable, la universidad y el ser la heredera asesina, no es muy fácil que digamos.

Tengo mucha presión, si no estoy entrenando, estoy matando personas y si no, estoy estudiando para curarlas (irónico lo sé).

Pero disfruto mucho de mi estadía en la universidad, hace más de una semana que pasó el incidente con Nery en aquella fiesta, desde entonces siento como me mira con rabia en los pasillos, o en el salón de clase, o incluso cuando llegó al estacionamiento, no es mi culpa que sea tan jodidamente odiosa que tuve que ponerla en su lugar, sigo insistiendo en que esa perra algo se trae, yo lo sé.

Y por otro lado está el hombre de ojos verdes, en verdad pensaba que en unos días lo olvidaría y la verdad es que no a parado de rondar en mi cabeza, tal vez debería empezar a pagarme renta, por qué se la vive allí arriba sin salir, recordándome a cada momento esas motas verdes.

Creo que me estoy volviendo loca.

Pero vamos, se que solo sigo respirando por inercia, me encantaría irme a un lugar lejos y jamás volver, pero tengo responsabilidades y no puedo dejar a la mitad mis planes.

Camino hacia el espejo, viéndome a mi misma reflejada, observando cada facción de mi cara, mi cabello, mis brazos, mi abdomen... todo mi cuerpo.

Se que ya paso un tiempo, se que parezco fuerte, se que parece que ya lo supere, se que nadie sabe esto, y también se que nadie nunca lo entenderá pero...

Aún si me arreglo demasiado, no suelo ver mi cuerpo completo, cuando me maquillo solo veo mi cara para hacerlo, cuando me visto, pido la opinión de otra persona para saber que está bien, cuando me peino solo lo hago y ya, está en mi sistema hacerlo correctamente.

Y todo eso solo por una razón, odio verme en el espejo. Odio ver mi cuerpo. Odio todo lo que me pasó.

Y es que nunca eh tratado el tema con nadie, simplemente supusieron que ya lo deje atrás y que ahora solo me importa cobrar mi venganza, y no los culpo yo también me eh creído eso en algún momento.

Pero luego todo viene a mi mente.

Cuando me veo al espejo, veo a una chica golpeada, ensangrentada, rota y vacía. Con más que un dolor superficial, literalmente la veo rota de la mente.

Aún puedo sentir ese olor a sangre seca. Mi sangre seca, y aunque me satisface la sangre de los demás, la mía me molesta demasiado, me angustia su olor, y me trae malos recuerdos su sabor.

La excepción fue ese último beso, ese beso sabor a sangre combinado con el sabor de el, me embriagaba por completo.

Pero no logro borrar esa sensación de ahogo, y heme aqui tratando de matar a otros para no morir yo.

Últimamente me eh sentido tan vacía, tan cansada... Todo me da vueltas, y el desespero me toma desprevenida.

La sensación de que me falta el aire empieza a fatigarmé, corro al único lugar donde se que puedo ir, por qué este nudo en mi garganta amenaza con salir.

Corro por el pasillo de la fortaleza, hasta que llegó a una habitación que conozco a la perfección, ni siquiera tocó la puerta, me adentro encontrándome al chico albino que tanto me ah ayudado en estos últimos tres años.

-Gisell ¿Que tienes?-niego con la cabeza y el entiende de inmediato.

Me toma de la cabeza y revisa mis ojos, me desplomo en sus brazos, me levanta y me guía a la bañera para tratar de tranquilizarme.

susurrándole al oído [+18] Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora