14 [EDITADO]

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Acaricio la espalda de Rita mientras aún continúa sollozando en mi hombro.

Observo a Bruno en busca de ayuda para calmarla un poco y él se coloca en cuclillas a nuestro lado.

—Nana, ven —murmura el italiano—. Te prometo por Aisha que vamos a vengar su muerte y la de tu nieta —observo la expresión y es triste.

Pasan unos minutos hasta que logramos separarla del cuerpo de su hija, Bruno se queda con ella en la cocina y yo me acerco a Justin y Marco.

—¿Cómo la mataron? —cuestiono en un tono desanimado.

—Vea por usted misma —voltea en cuerpo y veo que tiene el pecho abierto y su corazón no se encuentra en su cavidad torácica, su rostro se encuentra moretoneado y sangriento; en su vientre hay dos disparos y a su mano izquierda le faltan tres dedos.

—Santo Dios —llevo mis manos hacia mi boca totalmente sorprendida—. ¿La conocían? —Marco hace un gesto extraño—. Habla ya —menciono seria.

Él suspira y me observa fijamente.

—Aisha tuvo tres embarazados, el primero de sus embarazos era un hijo de Bruno, pero ella lo abortó y Bruno se separó de ella —comienzo a reírme.

—Eso es broma —me observan serio.

—Lamento informarte que no lo es —susurra Bruno detrás de mí.

Volteo hacia él y no tiene un muy alegre semblante.

—¿Cómo está Rita? —desvío el tema.

—Mal —es lo único que dice y no quita los ojos de la chica muerta.

Sin decir nada voy a la cocina con Rita. Al entrar la encuentro tirada en el suelo con montones de sangre saliendo de sus muñecas y un cuchillo cubierto de esta.

—¡Rita! —corro hacia ella y coloco su cabeza sobre mis piernas.

Palmeo su rostro tratando de que abra los ojos.

—Despierta, por favor —suplico pero nada—. ¡VENGAN AQUÍ, RÁPIDO! —les grito a los chicos.

Vienen corriendo y entre Marco y Bruno sacan a Rita hasta el coche.

—Justin, encárgate de que mis hijos no vuelvan esta noche, por favor y saca el cadáver —él asiente—. Gracias —medio sonrío.

—Sacaré el cadáver de Aisha —se pone manos a la obra.

Salgo de la mansión y subo al coche en el lugar del piloto. Bruno no dice nada, ambos están detrás con Rita.

Comienzo a conducir a toda prisa hasta el hospital.

|| ... ||

Me encuentro sentada en la sala de espera con la mirada perdida, los pensamientos me inundan en gran abundancia.

Dea... —susurra el italiano a mi lado y volteo con lentitud a verlo—. ¿Estás enfadada? —suelto una risa apagada.

—No, me importa un pimiento lo que hiciste con tu polla tiempo atrás —me encojo de hombros.

—¿Qué te sucede entonces?

PERDICIÓN © #3 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora