28 [EDITADO]

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Con Luca nos sentamos en el sofá que quedaba allí.

—Primero que nada, agradecerles por haber venido tan rápido y prestar su ayuda —menciona Bruno.

—No debes agradecer, idiota —habla Kevin—. Ustedes también nos ayudarían a nosotros si lo necesitaramos —se acomoda en su lugar.

—¿Y cuál es el plan? —cuestiona Brant.

—El plan es que tenemos que esperar a que Paul haga un movimiento estratégico, él en cualquier momento se dejará al descubierto solo —explica Bruno.

—Eso no funcionará, no es idiota —intervengo de forma brusca.

—¿Entonces qué es lo que propones? —alza una de sus cejas—. ¿Esperar a que entre en la casa y mate a nuestros hijos? —hace una pausa—, o peor aún, ¿A ti? —me observa fijamente a los ojos.

—Tú a mi hermana le hablas bien, idiota —se interpone Luca.

—Mejor que vean esto —le entrego el teléfono de Luca a Bruno y él observa las fotografías.

—Discúlpame, dea —susurra observando mis ojos.

Bruno le entrega el teléfono a los demás para que todos vean las fotografías.

—¿Se puede rastrear la ubicación del número desde el que envió las fotografías? —me dirijo a Kevin quién es él más experto en el área tecnológica.

—Eso no es muy fiable —hace una mueca—, ya que, generalmente, utilizan tarjetas SIM descartables y luego de hacer lo que deban ya no le dan más uso —explica y asiento.

—¿Y entonces? —susurra Bruno.

—¿Y si él me llama? —cuestiono de la nada—. En el momento que esté hablando con él si se podría rastrear la ubicación real de él, ¿verdad? —Kevin asiente.

—Entonces, será mejor que todos ustedes se queden en la casa para estar al tanto de todo y poder hacer cualquier cosa en el instante —todos asienten ante lo que dice Bruno—. Hay habitaciones suficientes para que todos se instalen y ya pueden hacerlo —todos se levantan y salen excepto Dustin.

—¿Dónde dejaron a lo niños? —nos observa a ambos.

—Están con Antonella —recojo mi cabello en un rodete.

—¿Y ustedes no creen que Kuznetsov sepa dónde vive Antonella? —observo a Bruno.

—¿Qué propones entonces? —cuestiona Bruno.

—Quería ofrecerles que los dejen junto con Emily y Andrew en una casa que tengo a las afueras de la ciudad, obviamente pueden ir con Antonella y Brando —aclara—. Tendrán toda la seguridad necesaria, ya de por si tienen seguridad en la casa pero la doblaremos y pueden poner a los guardias que tengan en la casa de Antonella —sonrío ante lo que dice.

—Gracias, francés —menciono con sinceridad—. Pero esto lo debemos hablar con Bruno —él asiente.

—Lo sé y lo entiendo —me observa—. Debo ir a la habitación —sale del despacho dejándonos allí.

Bruno se levanta de dónde estaba sentado para colocarse junto a mí y colocar su mano sobre mi pierna.

—¿Qué piensas sobre lo que ofreció Dustin? —cuestiona en tono bajo.

—Tiene razón —suspiro—. Si podemos proteger a los niños, junto con tu madre y hermano, haremos lo que sea necesario, italiano —él asiente.

—Entonces si haremos lo que nos ofreció Dustin —acaricia mi pierna—. Pero ahora... —me toma por la cintura y hace que me siente sobre sus piernas para luego rozar sus labios con los míos—. Perdona la forma en la que te hablé, estoy desesperado y no quiero que no les suceda nada ni a ti ni a los niños —acaricio su mejilla.

PERDICIÓN © #3 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora