16 [EDITADO]

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Me acorrala contra la pared del ascensor y pega su cuerpo al mío.

—Moría de ganas por verte nuevamente —habla entre dientes y yo saco el arma de mi bolso para apuntarle, con lo cual logro que se aleje—. Mejor ten cuidado, podrías lastimarte —cargo el arma.

—No te tengo miedo, Samuel —aprieto mis dientes—. ¿Qué mierdas quieres en mi empresa?

—A ti —se acerca y lo empujo con una patada en la entrepierna—. Hija de puta —murmura sosteniendo su entrepierna pero luego saca un arma y me apunta—. Ahora estamos en igualdad de condiciones —le disparo en la mano y su arma cae al suelo.

—Creo que ya no hay tal igualdad de condiciones —tomo su arma y la guardo dentro de mi bolso—. ¿A qué vienes, Samuel? —hablo entre dientes.

—A deshacerme de ti y mi primo —parpadeo varias veces.

—Eso te será un poco imposible —las puertas del ascensor se abre y le empujo hacia mí oficina—. Será mejor que camines porque te dejaré sin descendencia, imbécil —vuelvo a cargar la pistola y le empujo con una patada en el culo.

—Estoy trabajando en conjunto con gente pesada, los cuales te harán añicos, bonita —le doy un puñetazo y lo lanzo al sofá—. Me las pagarás —se acerca vuelto una furia, le disparo y esquiva la bala lanzando mi arma por alguna parte.

Mi pie derecho acaba en su mandíbula y le veo mover la boca varias veces; me lanza un puñetazo y le esquivo agachándome.

—Creí que estarías casi inútil luego de haber tenido un bebé y haber sufrido un aborto —lo observo atormentada.

—¿Cómo sabes de mi aborto? —me lanza sobre la mesa de centro de mi oficina e intenta asfixiarme.

—Tu tío y Olivia me lo contaron —aprieta mi cuello.

Intento subir mis piernas para quitarle de encima de mi cuerpo pero por la postura no puedo hacerlo, así que logro alcanzar un jarrón con girasoles y lo rompo en su cabeza.

Se aturde y luego se levanta de encima de mi cuerpo. Me levanto de encima de la mesa y camino con algo de dificultad por la leve falta de oxigeno que tuve.

Busco el arma por el suelo de la oficina hasta que la encuentro, voy a tomarla hasta que siento como una taza se rompe encima de mi cabeza. Volteo mi mirada y le veo enfurecido, buscando más cosas para lanzar.

Tomo la pistola y le disparo en el estómago, se sostiene y comienza a respirar de forma acelerada.

Me acerco a él para luego colocarme en cuclillas a su lado; sostengo su barbilla entre mis dedos y le clavo mis uñas hasta que veo un poco de sangre salir.

—A mi tío y padre les vas a dar el siguiente mensaje —me observa con odio—, cualquier perro faldero, como tú, que me manden acabará así o peor. Es mejor que den la cara si quieren culminar con esto de una maldita vez —hablo entre dientes.

—No saldrás victoriosa —suelta una mueca de dolor y con mi mano estrujo la herida de bala para que se queje aún más—. No te perderán de vista y te atacarán en el momento menos esperado —le doy un puñetazo.

—Les deseo mucha suerte en eso —escupo—. Ahora te largas de aquí y les envías ese mensaje —ordeno y no se mueve—. ¡AHORA! —le empujo del suelto y sale con dificultad de mi oficina.

Veo que deja manchones de sangre en las paredes pero es a lo que menos le tomo atención. Me cercioro de que baje en el ascensor y, en el momento que lo hace, tomo asiento en mi silla.

PERDICIÓN © #3 [✓]Where stories live. Discover now