❛ Esa dulce fragancia inunda mis fosas nasales y solo quiero tenerte para mí; no dejarte ir, amarte siempre y sin preocupación. Como adoro tu perfume de rosas. ❜
「 ¡¡ Advertencia !!
♥︎ Posibles temas delicados.
♥︎ Posibles spoilers del man
...
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— Tienes un bonito cabello, y no se lo digo a cualquiera.
— ¿Lo crees?
— Sip. — con sus dedos simuló un cepillo y comenzó a cepillar la cabellera suelta del chico de manera lenta.
— Eso se siente jodidamente bien. — se acomodó mejor para poder disfrutar.
— Es relajante, debo admitirlo.
El día era perfecto; soleado, sin hacer calor necesariamente pero tampoco haciendo fresco, algunas nubes esponjadas cual algodón paseando por el azul cielo, pasto verde y suave, un perfecto y alto árbol haciéndoles sombra y una tranquilidad alrededor.
El parque a esa hora no era aún tan transcurrido, lo que daba como resultado un calmado entorno que era indicado para su pequeño picnic improvisado.
— ¿Quieres? — le mostró al chico, que tenía la cabeza sobre su regazo, un trozo de sandwich.
— Por favor. — abrió la boca y ella se lo acercó.
— Me equivoqué, cuando haces eso no pareces un niño.
— Al fin te das cuenta.
— Más bien te pareces a un polluelo esperando a que mamá pájaro lo alimente.
— Genial, ahora soy una bola de plumas bebé.
— Hasta en lo fastidioso son similares, ¿has escuchado cuando tienen hambre y no cesan de piar?
— Hana...
— Igual de molesto eres. — rió y limpió la comisura de labios contraria. — Polluelo llorón.
— El de las bromas aquí soy yo, no me robes el puesto.
— Es mi venganza. — dio un trago a su botella de jugo.
— Tendré que pensar en otra forma de fastidiarte. — picó el costado de su abdomen, provocándole algo de cosquillas.
— ¡No hagas eso! — evitó escupir su jugo. — ¡Derramaré lo que estoy tomando!
— Esa es la idea. — repitió su acción.
— ¡No, jaja! Espera, espera. — retorció su cuerpo en respuesta a su toque. — ¡Si continuas voy a escupirte jugo en la cara, Ran!
— Que asco. — rió y se detuvo. — ¿Serías capaz?
— Una vez le escupí mi soda a una profesora que me regañó por estar tomando líquidos en su clase, obviamente te escupiría a ti.
— No quiero ni imaginar qué más harías.
— Nah, ya no soy tan imprudente como antes.
— ¿Y cómo eras?
— Más ingenua e infantil, incluso más dócil, eso sí, sin dejar mi lado engreído y rebelde. Todo ya quedó en el pasado.
— Sigues siendo engreída y hasta diría que infantil.
