❛ Esa dulce fragancia inunda mis fosas nasales y solo quiero tenerte para mí; no dejarte ir, amarte siempre y sin preocupación. Como adoro tu perfume de rosas. ❜
「 ¡¡ Advertencia !!
♥︎ Posibles temas delicados.
♥︎ Posibles spoilers del man
...
Este extra es una historia alternativa, por lo tanto toda la trama de la historia principal no afectará mucho a este capítulo (ya verán por qué en el transcurso de su lectura).El extra estará dividido en dos partes por más comodidad.
¡Disfrútenlo!
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— ¡Voy a morir por sobre-explotación estudiantiiiil~! — chilló, quejándose por lo cansada que se encontraba.
— No exageres, no es para tanto.
— ¡Te lo juro! Un minuto más escribiendo y mi mano se caerá, joder. — agitó su mano frente al rostro de su acompañante. — ¡Mira, mira! ¡El callo de mi dedo no hace más que crecer!
— ¿Con eso y ya estás lloriqueando? Que tontería.
— ¡Y ni qué decir de la tortura mediante tareas! ¿Qué profesor te pide cuarenta problemas resueltos de un día para otro? Voy a matar a esa vieja amargada de química.
— Hana, es su trabajo dejarles tarea y enseñarles; además esa materia no es difícil ¡abre los ojos!
— ¿Te golpeaste la cabeza o qué? ¡Es súper complicada! — lo miró con el ceño fruncido y su compañero rodó los ojos. — El que debería abrir los ojos eres tú, Leo.
— En vez de quejarte de tu "excesiva" — hizo comillas con los dedos — tarea, deberías ponerte a estudiar más si es que ya sabes que esa materia es complicada para ti.
— Todavía que sufro en el colegio estudiando esa infernal asignatura ¿quieres que sufra en mi casa también? — realizó una expresión incrédula, cosa que hizo que Leo suspirara con exasperación.
— ¡Entonces ya deja de quejarte! Maldición, eres imposible, de verdad. — chasqueó la lengua.
— ¡Ya sé! ¡Leo! — lo tomó de los hombros, deteniendo a ambos en mitad de la calle.
— ¿Eh?
— Oh, mi querido Leo.
— ¿Qué?
— Leo, Leito~.
— ¿Qué cosa? ¿Por qué me miras así?
— Sabes que eres mi mejor amigo y que te quiero mucho, ¿verdad~?
— ...Me estás asustando.
— Mi lindo, lindo Leo. — lo miró con ojos tiernos y él adivinó a dónde iban sus palabras.
— No. — intervino negándose antes de que continuara y ella infló las mejillas.
— ¡Ni siquiera me has dejado terminar!
— No necesitas hacerlo, sé lo que vas a decir y mi respuesta es no. — apartó de él las manos de Hana y siguió caminando.
— ¡Hey! ¡No seas así! — fue hasta él por detrás, rogando para que le ayudara.
