No. 23

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— Con esto terminamos con los documentos administrativos, más tarde vendrán algunos sobre las propiedades y los pendientes financieros

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— Con esto terminamos con los documentos administrativos, más tarde vendrán algunos sobre las propiedades y los pendientes financieros.

— Que los tesoreros y un asesor se ocupen de ello, traigan únicamente los documentos importantes y que requieran mi supervisión. Gastos, comercio y cierre de tratos que no sean relevantes apilenlos en mi escritorio, lo demás me lo hacen saber inmediatamente.

— Jefa, ¿qué hay sobre los gastos médicos de nuestros compañeros en el hospital?

— Paguen todo, no escatimen en gastos. Quiero que reciban la mejor atención.

— ¡Líder! ¿Qué hago con el tema de la policía?

— Busca a nuestros contactos, den aviso a nuestras patrullas y negocios adjuntos; no quiero que nadie esté desprevenido.

— ¡Hana-san! ¿Prefiere que hagamos retiros bancarios o lo resguardamos?

— ¡Líder...!

Las últimas horas, que eran marcadas por el reloj rojo de la pared, habían sido las más atareadas para la líder de Redness. Estaban en medio de una crisis y ella, con prisa, trataba de darle solución a todo.

Cada minuto era valioso, no podían darse el lujo de perder el tiempo. No sólo sus enemigos estaban sobre ellos, también la policía no dejaba de ser un fastidio.

Hana seguía revisando documentos y haciendo cientos de llamadas, cuando otro subordinado más entró a la oficina.

— Señorita.

— ¿Qué? — respondió sin mirar, firmando unos papeles.

— Hay alguien afuera esperando por usted.

— Dije que no recibiría visitas por el momento, díganle que venga luego.

— Lo sabemos, señorita, pero este sujeto insistió en que no se movería a menos que hable con usted... Mencionó que lo manda Mr. K. — ni bien saber eso, el cuerpo de la mujer se tensó y detuvo sus acciones.

— Tráiganlo, ya.

— Como ordene. — dió una reverencia y salió.

— Todos ustedes salgan, continuaremos cuando termine. — hizo un ademán y los presentes salieron al despedirse.

Unos instantes después, su subordinado trajo al tipo.

— Dejanos solos. — con inquietud el joven se retiró, cerrando la puerta del despacho. — ¿Quién eres tú?

— No importa el quien sea, sino a qué he venido. — se sentó frente a ella, posando su barbilla en la palma de su mano y mirándola con superioridad.

— Bien, entonces habla rápido que estoy muy ocupada ahora.

— ¿Sabes? Todo este tiempo creí que quien estaba al mando del imponente Redness era alguien aterrador... Veo que es sólo una niña, Mr. K puede ganar fácilmente.

✿  ❘❘  𝗣𝗘𝗥𝗙𝗨𝗠𝗘 𝗗𝗘 𝗥𝗢𝗦𝗔𝗦 ─ Haitani RanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora