Los Sementales

2.- Marcado

Al rancho de "Los Manzanos" regresó Diego, el segundo de Los Sementales, luego de concluir con los negocios en la capital... de inmediato se reportó con su abuelo, don Serafín, quien se sorprendió de verlo volver tan pronto.

Serafín: ¿terminaste con lo que tenías que hacer en la capital?

Con una carpeta en sus manos, el ojinegro dijo: sí, aquí están las firmas de los socios, tenían prisa, por lo que accedieron a las negociaciones rápidamente

Serafín: cof, cof... qué bueno... pensé que te quedarías un poco más en la capital

Diego: ya sabes que prefiero estar en mi pueblo, no soporto el ambiente de la ciudad... es más, para la próxima envía a alguno de mis hermanos a hacer negocios, sobre todo a Mauro, ese nunca quiere hacer nada

Dando un suspiro, don Serafín: no sabes cuánto me gustaría que así como amas esta tierra también sintieras el mismo aprecio por el negocio que tu padre y yo construimos con tanto esfuerzo... me entristece ver que ni tú ni tus hermanos están interesados en el rancho, viven de él, pero no hacen nada por su crecimiento...

El joven interrumpió al anciano: no comiences con tus sermones abuelo... estoy cansado como para escucharte

Con voz enérgica, don Serafín habló: pues tendrás que hacerlo... no sabes lo terrible que es ver cómo mi vida se consume y saber que si yo muero hoy mismo, este rancho se irá a la quiebra porque tú y tus hermanos lo único que harán será despilfarrar todo... son unos irresponsables, unos mantenidos que sólo viven de lo que tu padre y yo hicimos... cof cof

Diego decidió retirarse de la discusión: será mejor que me vaya... no quiero pelear...

El anciano intentó ponerse de pie, pero debilitado por su enfermedad estuvo a punto de caer... Diego rápidamente sostuvo a su abuelo y lo colocó en la cama.

Diego: ves lo que te pasa por ser tan cascarrabias... casi te caes

Serafín tomó por la mano a su nieto y mirándolo a los ojos le dijo: por favor Diego, escucha lo que te digo... en ti veo los mismos ojos de tu padre, yo sé que tú podrías hacerte cargo de todo... sólo necesitas dejar esa vida de desenfreno... búscate una pareja, cásate, ten hijos... lucha por este rancho... continúa con el legado de nuestra familia...

El ojinegro se soltó del agarre de su abuelo y dijo: son muchas cosas las que me pides, pero si lo que te preocupa es que me case y tenga hijos, pues te adelanto que ya tengo un novio... aún llevamos muy poco tiempo, pero igual y un día te doy la sorpresa... ahora descansa, nos vemos después

Diego salió rápidamente de la habitación de Serafín, quien pensaba cuál sería el futuro de sus nietos y de su rancho cuando él muriera.
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