3.- En la cuna de Los Sementales

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En el hospital de San Benito, Julián Grajales, el joven enfermero que recién llegó al pueblo es besado apasionadamente en los labios por Diego Obregón, uno de los tres sementales

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En el hospital de San Benito, Julián Grajales, el joven enfermero que recién llegó al pueblo es besado apasionadamente en los labios por Diego Obregón, uno de los tres sementales.

El musculoso ojinegro es un experto en el arte de besar, por lo que de manera casi salvaje transmite toda su pasión mientras profana los labios rosas y sensuales del delicado ojiazul, quien forcejea para liberarse.

Sintiéndose humillado por la violación a su cavidad bucal, Julián logró empujar a Diego para inmediatamente después darle una bofetada, tan fuerte que debió resonar en todo el hospital.

Furioso, el doncel vociferó: ¿cómo te atreves a besarme? En ningún momento te di motivos para que me faltes el respeto...

Sobándose la mejilla, pero con una sonrisa cínica en el rostro, Diego respondió: vaya que pegas como una mula, jamás me habían dado una cachetada tan fuerte, pero estoy dispuesto a recibir otra, si me das otro besito...

Molesto por la actitud socarrona del varón, Julián levantó su mano intentando golpearlo nuevamente, pero esta vez fue detenido por el fuerte agarre del semental.

Diego: momento chiquito, si me quieres pegar otra vez, yo me cobro por adelantado, así que, vengan esos labios deliciosos que tienes...

El semental quiso besar nuevamente al ojiazul, pero esta vez se quedó con las ganas, pues rápidamente Julián se alejó de él.

Julián: eres un descarado y un patán...

El ojiazul se dirigió a la salida de la habitación cuando Diego dijo: ¿a dónde vas? Aún no has terminado de curarme... regresa y no me tengas miedo...

Desde el marco de la puerta, el enfermero vociferó: que te cure tu abuela, tarado...

Diego comenzó a reír por la reacción del doncel al tiempo de decir: no tengo abuela, solo abuelo, jajajajaja...

**********

Faltaba poco para amanecer cuando Carlos, el mayor de los sementales, regresó a casa luego de una larga noche de juerga, en la que el alcohol, la lujuria y el juego habían estado presentes.

Con dificultad, el barbado subió las escaleras para dirigirse a su habitación, pero antes de entrar a ella, escuchó un grito que provenía de la alcoba de su abuelo.

Tomasa, la ama de llaves, salió de dicha habitación con el rostro lloroso y al ver al barbado dijo: joven Carlos, por favor traiga a un doctor rápido, su abuelo está muy mal...

Los SementalesWhere stories live. Discover now