29.- La propuesta

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¡NUEVO CAPÍTULO!

AQUÍ LES TRAIGO SU DOSIS SEMANAL DE LOS SEMENTALES.
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🤠🤠🤠

"Tú no estás solo, Martín tienes a este bebé que aunque aún no ha nacido, te necesita

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"Tú no estás solo, Martín tienes a este bebé que aunque aún no ha nacido, te necesita... y también ME TIENES A MÍ... a mí que en estos momentos daría mi propia vida con tal de volverte a ver sonreír".

Al escuchar las dulces palabras de Carlos, los ojos llorosos de Martín brillaron con una extraña chispa, mientras que su rostro se mostraba muy sorprendido por lo que oía.

En los ojos del barbado también se reflejó un extraño brillo, por lo que dejándose llevar por la ternura que Martín le inspiraba acercó sus labios a la mejilla derecha del doncel y la besó.

Carlos le susurró al pelicastaño: por favor, no llores más...

Los labios del varón ahora se posaron en la mejilla izquierda de Martín, para luego besarle los labios, de la manera más dulce y tierna que el doncel había probado.

Sin abrir su boca, Martín apreció que el beso suave de su marido era un bálsamo de cariño que le ayudaba a sobrellevar y hacer más ligero el dolor que sentía por haber perdido a su abuela.

Con los ojos cerrados, Martín y Carlos disfrutaban de esa caricia que aunque duró pocos segundos, para ambos fue como si el tiempo se detuviera y ese momento fuera eterno... ese beso cargado de ternura demostraba sin palabras el sentimiento que había surgido en la pareja... era su primer BESO DE AMOR.

Cuando los labios de Carlos abandonaron a los del doncel, se percató de la mirada tan extraña que Martín le dirigía... era como si Martín estuviera mirando a otra persona y no a su marido.

El barbado inquirió: ¿qué te pasa? ¿por qué me ves así?

En voz baja, el doncel respondió: es que... siento como si frente a mí estuviera otro hombre... tú no sueles comportarte así conmigo, ni decirme lo que me has dicho...

Carlos sonrió comprendiendo la reacción del castaño, por lo que añadió sin apartar su mirada de esos ojos que lo enamoraron.

Carlos: hay muchas cosas que yo no digo, Martín, pero que sí las siento... si en estos momentos, te hablo de esta manera es porque tú produces algo en mí que me inspira a decir lo que siento... será porque tú eres mi doncel y contigo puedo desnudar mi alma...

Sintiendo algo muy cálido en su pecho, los labios de Martín se abrieron solo para susurrar en tono muy suave: Carlos...

El varón tomó de la mano al ojicafé y lo atrajo con delicadeza para conducirlo hasta su cama.

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