0.- Prólogo

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"Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella"

Génesis 3:6

Desde el inicio de los tiempos se ha considerado a la manzana como la fruta prohibida que Adán y Eva comieron haciéndolos caer en el pecado

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Desde el inicio de los tiempos se ha considerado a la manzana como la fruta prohibida que Adán y Eva comieron haciéndolos caer en el pecado... pero ¿es este jugoso fruto el origen de todo mal?... y si así fuera ¿cuántos comeríamos de esa manzana sólo para regocijarnos de placer sin importarnos caer en el pecado?

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Es en un pequeño campo de manzanos, ubicado en el pueblo de San Benito, donde comienza nuestra historia... ahí un joven Serafín Obregón inició con la cosecha de manzanas, fue también ahí donde conoció a quien fue el gran amor de su vida y con quien procreó a su único hijo varón, Samuel Obregón.

Impulsado por el amor a su familia, Serafín convirtió aquel pequeño campo en una decena de hectáreas de manzanos logrando llegar a ser uno de los principales productores de manzanas de la región.

Pero así como la vida lo premiaba con la fortuna económica, también le arrebataba a su pareja, quien falleció por una enfermedad... con el corazón abatido, Serafín se dedicó a sus negocios y a su único hijo, quien al cumplir los 20 años se casó.

El rancho de "Los Manzanos", como todos en el pueblo lo llamaban, se llenó de risas y alegría con el nacimiento de tres varones, el primero de ellos, Carlos, un año después llegó Diego y pasados dos años nació Mauro.

Pese a la falta de su gran amor, Serafín veía con agrado crecer a sus tres nietos... ahora era su hijo Samuel quien se encargaba de los negocios haciendo crecer aún más la productividad del rancho, que ya era uno de los más importantes del país.

La desgracia llegó nuevamente cuando en un accidente aéreo, Samuel y su pareja fallecieron... Serafín no tuvo tiempo para hundirse en la depresión, pues tenía que reponerse por sus tres pequeños nietos, quienes de la noche a la mañana quedaron huérfanos.

Con la ayuda de su fiel ama de llaves, Tomasa, don Serafín volvió a tomar las riendas del negocio y se dedicó a cumplir todos los caprichos de sus nietos... creía que dándoles todo a manos llenas podría cubrir la ausencia de los padres.

Y así los años pasaron hasta que don Serafín se convirtió en un anciano de 75 años... fumar desde joven le había pasado factura y ahora padecía de enfisema pulmonar, una enfermedad que día a día se llevaba un poco de la vida del patriarca de la familia Obregón.

Acostado en su cama y con la tos que lo aquejaba, don Serafín vio entrar a Tomasa a su recámara.

Tomasa: buenos días... le traigo su desayuno

Con un gesto de molestia, el anciano dijo: no tengo hambre

Tomasa: pero tiene que comer... recuerde que no puede tomar sus medicamentos en ayunas

Serafín: va, esas pastillas no sirven de nada... ya sé que me voy a morir, ni siquiera sé para que las tomo... mis días ya están contados

Ayudando a su patrón para sentarse, la ama de llaves dijo: no repita eso... usted todavía va a vivir mucho tiempo más... aquí nos hace mucha falta... sin usted todo se vendría abajo

El anciano guardó silencio unos instantes pensando en lo que la mujer había comentado y luego dijo: he sido un pésimo abuelo ¿verdad?

Tomasa: ¿por qué dice eso?

Serafín: porque es la verdad... quizás triunfé en el negocio de las manzanas, pero fracasé en la crianza de mis propios nietos

Tomasa: pero si usted les ha dado todo... mucho más de lo que ellos merecen

Serafín: y es por eso que fracasé... queriendo cubrir la falta de sus padres consentí demasiado a mis nietos y en qué los convertí... en muchachos caprichosos, egocéntricos, prepotentes, insensibles al dolor ajeno

La ama de llaves miró a los ojos de su patrón y comentó: no todo es su culpa... usted hizo lo que pudo

Serafín: y pude muy poco... temo el día de mi muerte, no porque tenga miedo a morir sino porque no sé qué pasará con este rancho al que tanto amo en manos de esos tres muchachos irresponsables

Tomasa: creo que está exagerando patrón

Serafín: ¿exagero?... por Dios Tomasa, ¿has escuchado todo lo que dicen en el pueblo de mis nietos?... vamos, repite algo de lo que se dice

Tomasa: pu-pues dicen que son irresponsables, groseros, peleoneros y...

Serafín: ¿y qué más?

Tomasa: pues que no tienen respeto por nada ni por nadie... también se burlan de todas las chicas y donceles que se les acercan... se divierten con ellos para después botarlos... por eso todos los llaman LOS SEMENTALES.

Los SementalesOn viuen les histories. Descobreix ara