XLIII

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— Nunca vas aprender Jimin, mucho menos me serás fiel como lo prometiste. Ni siquiera te la crees tú mismo — Habló Haneul, recargada en la puerta de su oficina con la mirada perdida en sus uñas acrílicas que recién le habían colocado.

Jimin soltó un suspiro y en susurros le pidió a la chica que dejara sus piernas y se fuera, esta rápidamente lo hizo con la mirada por el suelo. Haneul soltó una pequeña risita y comenzó a negar lentamente, miró a Park con una mueca desagradable.

— Te he dicho muchas veces que no quiero verte por acá — Se levantó de aquella silla de piel, demasiado preciosa pero costosa. Haneul observó cada acto que realizaba, desde abrochar sus vaqueros hasta volver a colocarse la camisa blanquecina que llevaba dos marcas de labial en el cuello. La chica miró sus brazos y parte de su espalda, lograba notar algunos rasguños pero estos se distorsionaban con los tatuajes.

— Disculpa por interrumpirte, solo quiero que sepas que no estoy jugando, Jimin. No quiero verte en casa por un buen tiempo, ya me harté de ti — Intentó darse la vuelta e irse pero Park la tomó del brazo con fuerza para devolverla.

— ¿Y desde cuando a mi me interesa si estás harta o no? Tú eres la menos indicada para darme órdenes, te recuerdo que solo te estoy teniendo aquí por ese bebé que estás esperando, pero créeme que una vez hayas dado a luz, las cosas para ti se pondrán peor, Hanuel. Así que te sugiero que no intentes hacerte la importante porque no tienes el lugar como esposa — La soltó de manera brusca, Haneul miraba a Jimin directamente sin ninguna expresión en su rostro, de hecho, aunque odiará decirlo, la había dejado sin palabras.

— Esta bien, Jimin. Gracias por aclararlo, eso es todo lo que te diré — Susurró, esta vez si logró darse la vuelta sin ser interrumpida en el momento, Park se quedó estático solo mirando como se iba rápidamente.

La chica esquivó a cualquier persona que la llamaba, hasta que salió del bar, las lágrimas comenzaron a resbalar por su mejillas. Pero esta vez eran dedicadas a Taehyung, lo extrañaba tanto que dolía demasiado. Lo único que deseaba era tenerlo frente a ella para poder darle un gran abrazo y planearán como salir de las manos de Jimin.

El lugar donde se encontraba el bar, estaba totalmente desértico, no había oportunidad de irse sola a casa. Limpió sus lágrimas y trató de respirar aire fresco, caminó un poco hasta el auto de Park, solo para recargarse en el. Bajó un poco su mirada para encontrarse con su vientre hinchado, poco a poco llegaría a los cinco meses. Acarició un poco sintiéndose tranquila, sabiendo que su bebé estaba ahí, así que sonrió al imaginarse cómo sería tenerlo en sus brazos, si sería niña o niño.

— Haneul — Una voz grave causó que se quedara estática, la chica temió en cierta parte por lo que podía suceder en ese momento.

— Vete — Susurró tratando de no lograr verse nerviosa y tensa.

Escuchó las pisadas de aquellas botas que a Haneul lograban encantarle hace un tiempo atrás. Jungkook, se encontraba frente a ella con una expresión diferente a la que solía tener, la chica se sorprendió en cuanto lo vio, se deshizo del cigarrillo que llevaba en sus labios delegados pero volvió a buscar uno más dentro de los bolsillos de su pantalón.

— No vengo a discutir contigo, de hecho, te vi y aproveché la oportunidad de que Park no se encuentra contigo — Habló por lo bajo, ella asintió, no sabía que decirle así que espero a que Jeon lo hiciera — Creo que no está de más decirte que Soyeon se encuentra conmigo, lo sabes perfectamente.

— Si, ¿a que viene todo eso? — Frunció el ceño, Jungkook expulsó el humo tóxico frente a ella a pesar de que no debía hacerlo.

— Soyeon no quiere regresar con su padre, al parecer le ha tomado coraje. Me contó todo lo que suele hacerte, ella veía y escuchaba y tal vez no es nada bonito ver a tu padre en situaciones así.

Harlotry | PJMOnde histórias criam vida. Descubra agora