VIII

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A Haneul le ataron las manos, los pies y le colocaron una capucha negra en su cabeza. Con tal de que ella no mirara el camino.

A Haneul la iban hacer sufrir.

A Haneul se le prohibiría ver a sus conocidos.

Y esto era el principio de su sufrimiento.


Park Jimin se catalogaba por ser una persona, cruel, perversa, despreciable y soberbia. Es la peor pesadilla para muchas chicas y la próxima para Haneul. Ella solo pensaba en sus amigos y familia, ¿que harían ellos? Le preocupaba la idea de pensar que no volvería a ellos. Y así era.

Ella calculó por lo menos treinta minutos de camino, no tenía ni la menor idea de a donde se dirigían pero le aterraba la idea.

— Vamos, preciosa — Escuchó su voz asquerosa y el agarre de Park ayudándola a bajar de aquella camioneta negra. Haneul soltaba pequeños sollozos al mismo tiempo que temblaba.

Jimin la llevó a su casa, era la segunda vez que hacía algo así con una chica. ¿Porque a su casa? Pues a él le había encantado de todas maneras y deseaba tenerla en ella pero por supuesto que no tendrían alguna relación amorosa o algo parecido. Él la hizo subir unas grandes escaleras aún con la capucha en su cabeza.

Una vez dentro de la habitación, le colocó el pestillo y bruscamente le quitó la capucha. Ella estaba totalmente destrozada, su rostro era un mar de lágrimas y estaba despeinada. Que linda, pensó Park.

— ¿Que hago aquí? — pregunto con voz temblorosa, Jimin sonrió al verla asustada, lo disfrutaba tanto. Sacó un cigarrillo de su blazer para después tomar el encendedor que se encontraba a un lado de él y prenderlo.

— Trabajarás para mí, cariño — Comenzó a caminar de un lado a otro con el cigarrillo en sus labios abultados mientras que ella estaba inmóvil en su lugar solo siguiéndolo con la mirada — Te dejare en claro cómo serán las cosas Haneul: No verás mas a tus amigos o familia, harás cada cosa que yo te pida y solo saldrás conmigo... pero eso si, no a lugares muy transcurridos por las personas y por el momento estarás aquí porque todo mundo estará buscándote por un buen tiempo.

Se acercó a ella con su mano derecha adentrada en el bolsillo de su pantalón, ella retrocedía con cada paso que él daba hasta que chocó con la esquina de la cama haciéndola caer sentada. Park sacó su mano y la tomó de la barbilla para que lo mirara, observó con detenimiento cada detalle de su rostro.

Para Jimin, ella era perfecta y verla de esa manera sufriendo y con lágrimas en su rostro que no dejaban de caer, lo disfrutaba. Era un placer que disfrutaba como no tenían idea.

— No entiendo, ¿para que me quieres? —Susurró tratando de mirar hacia otro lado.

Complacerás a hombres.

Esas palabras la lastimaron, empezó a sollozar fuerte sin importarle que Park la estuviera viendo. Ella sería prostituida.

— Por favor suéltame, te daré todo el dinero que quieras pero por favor déjame. ¡No puedo hacer eso! — Suplicó, Jimin soltó una risita mientras negaba y le daba una calada a su cigarrillo.

— Me sobra el dinero cariño, eso no me interesa de ti. Te quiero a ti, tu cuerpo —Acarició su cabello, Haneul no podía creer como su vida cambió en tan solo segundos. El humo grisáceo fue expulsado un lado de ella.

¿Él la mataría? ¿Con cuántos hombres se acostaría? ¿Tenía miedo? Si, mucho.

— ¿Me asesinaran?

— No, tu cuerpo vale mucho.

Dicho eso salió de la habitación dejándola completamente sola y destrozada, recordó las palabras de él diciéndole que no vería a sus amigos y familia. Esperaba que cualquiera de ellos la rescataran rápidamente.

Harlotry | PJMWhere stories live. Discover now