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En su vida, Draco nunca supo definir la palabra amor. Ni siquiera sabía si podía sentirlo, o si lo que sentía por Harry y los hermanos era amor.

Pero era lo más parecido al amor que él había sentido en toda su vida.

Harry aceptó y respetó que Draco quisiera aprender a leer mejor, dejó ir a su omega con Rob aunque le guardara odio y rencor a ese alfa. Draco estaba encantado, cada día aprendía más y el alfa siempre resolvía cualquier duda que tuviese. Draco le pidió que le enseñara algunas palabras en noruego.

"¿Podrías enseñarme noruego?"

Rob lo miró, estaba envolviendo un vendaje en la mano de un alfa que se había lastimado. El médico frunció el ceño.

"Creí que aún no te interesaba." Murmuró. "Pero no estoy seguro, el noruego puede llevar algo de tiempo."

"¡Vamos, por favor! Quiero aprender más, quiero saber qué dicen mis alfas, quiero entenderles." Suplicó, insistente. "Aprendo rápido, lo has visto. Te pagaré si quieres."

"Tal vez en algún futuro." Zanjó con calma Robert. Miró al alfa herido, le dio un asentimiento como disculpa y continuó vendando.

Cada vez estaba más seguro de que Rob no era un brujo como Harry decía. Las cosas que decía tenían lógica y siempre acertaba. Llevó a Draco a uno de los bosques helados de por allí y le dio una breve clase sobre aquella hierba silvestre y el efecto calmante sobre las heridas. Draco aprendió, preguntó y se interesó mucho por la ciencia. Incluso la palabra le gustaba, aunque ni siquiera sabía qué significaba.

Faltaban unos días para el celo de sus alfas (Draco creía conveniente empezarlos a llamar así, porque, ¿por qué no?). Draco podía ver que Harry se volvía más posesivo y atento, Evans había desarrollado un cariño extremo y James siempre frotaba su nariz por el cuello de Draco. Eran pequeños gestos que significaban demasiado para Draco.

Él nunca había sido protegido por un alfa sobreprotector, nunca había recibido un cariño abundante y nunca lo habían olfateado de esa manera tan intensa y casi sexual. A veces, cuando Draco estaba sólo y descansando, Harry entraba en su habitación, se tumbaba a su lado y simplemente dormía un rato. Lo hacía pegado a Draco; protector, pegajoso y sus manos siempre estaban sobre Draco.

A Draco le encantaba, porque los tres alfas lo cuidaban, protegían y era entrañable la manera en la que parecían pedir el permiso de Draco para recostarse con él. Draco aún no había pisado la habitación de los hermanos, la de la planta de arriba, porque esperaría a su celo. En un principio no sintió la confianza ni la comodidad de dormir con ellos, pero ahora sabe que ellos confían plenamente en él, tanto que están dispuestos a que Draco los vea en su estado más vulnerable.

Desde que Draco había besado a Harry, había besos a todas horas.

Los labios de Harry siempre lo buscaban, sus manos la cintura de Draco y sus ojos el gris del omega. Draco quedó un poco decepcionado porque Harry nunca había enterrado su nariz en su cuello como Evans y James, pero todas esas muestras de afecto y besos lo recompensaban.

Draco se había bañado y frotado bien el cuerpo hasta brillar porque iría con Rob al bosque. Se había vestido con ropa cálida que descansaba frente a la chimenea para que se calentara y se ató sus pequeñas botas para no hundirse tanto en la nieve. A veces James debía de cargarlo en su espalda porque Draco se hundía hasta las rodillas, y no era gracioso para él aunque Harry se riera.

"¿Qué buscamos exactamente?" Inquirió Draco emocionado. No podía ocultar su emoción, a él le parecía una auténtica aventura extraordinaria aunque para Rob era un trabajo monótono y aburrido.

blåøyde omega ;; trillizos!potter [harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora