blåøyde omega ;; trillizos!potter [harco]

natteen

Las manos de Harry acariciaban su cuerpo.

Sus manos, grandes y fuertes, pasaban por su piel con suavidad y cariño. Una de sus manos frotaba el vientre de Draco, la otra calentaba su pequeña mano. A Harry le gustaba admirar la mano de su omega, era pequeña y adorable, le gustaba calentarla cuando los dedos de Draco se congelaban.

El alfa besó la frente de su omega.

Draco, recostado en el pecho desnudo de su alfa, cerró los ojos y dejó que los labios de Harry le hicieran cosquillas. El pulgar de Harry frotaba sus nudillos y la otra mano acariciaba el vientre abultado de Draco, quien se encontraba cansado.

El omega se removió sin poder evitar sentirse pegajoso y sudado. Su alfa lo había anudado y aquella descarga fue tan necesaria que Draco se encontraba cansado pero tranquilo entre los tonificados brazos de Harry.

El semen de su alfa aún salía por su agujero, poco a poco. Sintió que la mano de Harry dejaba su vientre para acariciar su cintura, dejar sus manos ahí, y seguir frotando en círculos la suave piel. Después la mano de Harry paró, y su fuerte antebrazo rodeó la pequeña cintura de Draco.

"Me gustaría que Rob fuera el padrino de alguno de nuestros cachorros."

Harry lo miró, y Draco también lo miró a él. El alfa parecía relajado, probablemente el orgasmo había nublado cualquiera de sus preocupaciones. Harry solía ser una persona que debía manejar mucho estrés, y que todos esperaran que él resolviera sus problemas sólo empeoraba las cosas.

Draco lo admiraba, porque Harry era una persona bastante madura, y con los años había sabido evolucionar para que la prosperidad llegase a su manada. Harry le había confesado en una ocasión, una noche en la cocina, que no deseaba eso para ninguno de sus hijos. Había probado qué era subir al mando a una edad muy joven, se encargaría de que el primero de sus hijos liderase a la manada con, al menos, veintiocho años.

"Vale." Asintió su alfa con facilidad. Draco no sabía si su alfa y Rob habían terminado en buenos términos, le sorprendió su respuesta.

Sorprendido, Draco parpadeó y se quedó unos segundos en silencio.

"Y, y quiero llamar a uno de mis hijos como él."

Su alfa le sonrió con cariño en el verde de sus ojos.

"Vale." Con la misma facilidad respondió.

"Bien."

"Bien." La sonrisa de Harry creció, y besó los labios de su omega.

Draco sonrió cuando los labios de Harry acariciaron los suyos. Cerró sus ojos y experimentó la dulce sensación que le recorría el cuerpo cada vez que Harry lo besaba. Su cuerpo se volvía gelatina, y parecía quedarse dormido de la nariz hacia arriba.

Podía sentir todo; podía sentir cuando Harry mordía sus labios, lo sentía cuando los labios de su alfa iban hacia su pecho y su recta nariz acariciaba sus clavículas.

Pero la sensación de tranquilidad, la sensación de estar borracho sin estarlo y de que sus preocupaciones abandonasen su cabeza y le dejaran el cerebro hecho papilla solo las experimentaba con Harry, Evans y James.

A pesar de que habían hecho el amor antes y de que Harry lo había anudado no una, si no dos veces, Draco no se había quitado aquel jersey blanco que llevaba. Su legítimo dueño era Harry, pero Draco lo había reclamado de su propiedad y Harry no podía decirle que no a su omega.

Sintió cómo Harry lo volvió a poner de espaldas al colchón, y Draco abrió las piernas para que Harry se metiera entre ellas. El alfa lo besó, y Draco le rodeó el cuello con sus brazos. El omega jadeó y abrió su boca en medio del beso para que Harry metiera su lengua, como solía hacerlo. Draco ronroneó y gimió cuando Harry lo hizo. Su agujero, aunque goteaba el semen de su alfa, volvió a escurrir lubricante y la habitación se llenó del olor de las frutas de verano.