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Rob recibió a Draco en su cabaña. El omega entró hecho una furia, sus hormonas estaban disparadas; quería abrazar a Harry, quería abofetearlo por ocultarle aquello y quería esconderse en un lugar oscuro porque se sentía dolido por el rechazo.

El alfa cirujano preparó té para ambos. Vertía el cálido té en unas jarras pequeñas hechas de aluminio, le sirvió una a Draco cuando terminó. El omega estaba serio, olía a emociones disparadas y su mirada era baja.

Rob lo analizó en silencio unos segundos. Su expresión, neutral y triste a su vez, le dejaba claro a Rob que no había sido la primera ni la última vez que le habían ocultado información, información que lo dañó de una manera u otra. Le ofreció a Draco unos panecillos de harina, pero tal como supuso el médico, Draco los denegó cortésmente.

"Debes cuidar tu alimentación, puede que estés en cinta. Has yacido en el lecho de tus alfas."

Pero Draco no dijo nada.

"Por tu olor, supongo que el celo de tus alfas fue muy bien." Rob decidió comenzar la conversación, Draco levantó los ojos para mirarlo. "Pero tu rostro me da qué pensar, ¿no fue tan bueno? Muchos omegas suelen tener una mala experiencia la primera vez, está bien hablar de ello."

Draco guardó silencio.

"No es eso." Murmuró finalmente.

El alfa asintió.

"¿No lo es?" Repitió. "Es una buena noticia entonces."

"Sé lo de Harry, Rob." Sus pequeñas manos abrazaban la jarra. "Me acabo de enterar."

El médico asintió con calma, bebió un poco de té. "Era de esperar."

"Tú lo sabías. Has tratado de decírmelo desde el principio."

Rob lo miró directamente a los ojos, pero volvió a asentir, esta vez sin comentar nada.

"De alguna manera me estabas tratando de decir que había algo que no me habían contado." Continuó. "Eres el único que ha sido honesto y sincero conmigo todo este tiempo, Rob. De alguna manera me siento solo, porque ni mi alfa confía lo suficiente en mí como para habermelo dicho ni tengo un buen amigo." Los ojos de Draco se aguaron por la angustia, sus manos abandonaron la taza para cubrir su rostro. "Esto es de locos. Soy un idiota, ¿verdad?" Rio con tristeza.

Rob lo miró con compasión y comprensión en sus ojos azules.

Desvió su mirada hacia la ventana. "¿Has visto el día que hace hoy?"

Draco parpadeó con incredulidad, secó las lágrimas en sus ojos con sus manos. "Umh, no." Titubeó.

"Hoy es un día nublado." Murmuró el alfa, muy concentrado en las densas nubles. "Muy, muy nublado. Por el color del cielo, supongo que lloverá."

Draco no supo qué decir ante eso. Rob lo volvió a mirar a los ojos, le sonrió con suavidad.

"Hay días claros y oscuros. A veces hay días más predecibles, otros no tanto." Le dijo. "No creo que seas ni ingenuo ni un idiota, Draco. Te llevo conociendo lo suficiente como para llegar a saber que, a veces, simplemente tratas de ignorar el hecho de que algo no va bien, porque esperas que las personas confíen en ti y te lo digan ellas mismas."

Los ojos grises del omega parpadearon, aún húmedos por las lágrimas. Sorbió su nariz.

"Necesito saber qué ha pasado exactamente." Pidió con seriedad, aunque su voz temblaba un poco. "Sé que me lo has intentado explicar todo de alguna manera desde el principio, quiero que me lo digas."

Rob lo estudió durante unos segundos, unos segundos que le parecieron una eternidad a Draco. El alfa se levantó de la silla y caminó hasta la encimera para dejar su taza de té sin terminar.

blåøyde omega ;; trillizos!potter [harco]Onde histórias criam vida. Descubra agora