blåøyde omega ;; trillizos!potter [harco]

tjuefem

Le gustaba leer.

En realidad, nunca había sabido leer correctamente. Su madre no quiso que su educación se centrara en ciencias y letras, quiso que su vida estuviera dedicada exclusivamente al servicio y al cuidado de su alfa.

Cuando a Thomas le dieron un libro, a Draco le dieron un bebé de trapo; cuando su padre llevaba a Thomas a cazar, su madre lo llevaba a él a coser.

Se había visto obligado a vivir bajo los deseos de su dulce madre, quien aunque no era cruel tenía unas ideas muy limitadas y estrictas. Cuando Draco se rebelaba o respondía «no» a los planes de su madre, ella simplemente se ponía a llorar y se lamentaba de lo muy mal hijo que era Draco.

Al final fue débil y terminó cediendo, porque su madre lo manipuló con lágrimas y llantos de alguna forma. Cuando se dio cuenta fue demasiado tarde, su propia conciencia había sido retorcida por su madre y no hacía más que bajar la cabeza en presencia de algún alfa.

Pero cuando Rob llegó todo cambió. Rob desenredó su mente, hizo que sus pensamientos conflictivos encontraran la paz y ayudó a que su instinto no se viese obligado a acurrucarse y esconderse en un sitio lejano. Rob le enseñó a leer, le enseñó a tener opinión propia y a defender su postura. Le enseñó lo que nunca creyó aprender, le hizo crecer y madurar.

Draco garabateó en sus apuntes. Era medio día, sus alfas estaban de caza como siempre y Harry se había visto obligado a salir, como siempre. Había estado bastante ocupado organizando todos los apuntes que tenía sobre el cuerpo joven de un omega adolescente varón en pleno desarrollo. El omega comparó tres hojas entre ellas, agarró una del montón de papeles desorganizados y con su pluma empapada en tinta escribió el contenido en otro papel.

Snow estaba comiendo heno en su jaula, Harry había mandado a que le construyeran una más grande y así lo había hecho el herrero. Los barrotes eran finos, muy estrechos pero resistentes. Draco sabía que su bebé estaba a salvo ahí dentro, y Snow parecía bastante cómodo con su jaula porque era grande y espaciosa.

Se había dedicado a tararear mientras iba organizando los montones de pergaminos. Erika estaba barriendo la cocina y tampoco se entrometía mucho en lo que Draco estaba haciendo. El omega apreciaba que ella estuviera cerca de él pero que no metiera las narices donde no debía, ella flotaba por allí y acudía cuando el omega embarazado lo necesitaba, pero no insistía ni tampoco preguntaba.

Draco se sobresaltó cuando la pesada puerta de su hogar fue abierta. Se estremeció por el frío y se asustó bastante al ver aquella figura robusta pero elegante. Se apresuró y guardó los papeles, cogió el primer libro que encontró y se sentó como mejor pudo en su mecedora. No era ninguno de sus alfas, tampoco era Ragnar o el traductor de la tribu, Helge.

"¿Qué estás haciendo?" Le preguntó Aleksander, y su voz grave con ese acento que marcaba tanto las erres lo hizo estremecer.

"Leer." Le respondió, y sintió que el alfa se acercaba pero no hacia él, no iba a comprobar si lo que hacía era leer de verdad.

El omega se inquietó, totalmente ajeno al libro que leía. Escuchaba atentamente cada paso y respiración de Aleksander, que se mezclaba con el ruido que provocaba el viento haciendo chocar las cosas en el exterior.

El alfa se quitó su capa y la dejó sobre la mesa pulida de madera. Se quitó los guantes de cuero y también se desató algunas tiras de cuero que estaban enredadas por su torso para mayor comodidad.

"Leer es importante." Comentó. "Tendrás que leerles historias a tus hijos. ¿Ya te sabes canciones de cuna?"

Los labios de Draco se fruncieron con disgusto. Aleksander era así, lo había estado siendo desde que llegó. Él no era como Erika, él flotaba alrededor de Draco pero sí insistía y también preguntaba. Aleksander pasaba mucho más tiempo con él que sus propios alfas, y eso cabreaba a Draco. No se preocupaba por él, Aleksander no hacía más que insistir en que debía estar muy preparado para cuando los cachorros llegaran, que debía aprenderse canciones de cuna y que debía dominar el noruego como si fuera su lengua materna.