capitulo 7 Perdóname

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                                 Lili.


Mi noche fue algo extraña, no podía dormir por lo que había pasado con Alex, ¿por qué me alejaba de él?, decidí investigar por mi cuenta. Busque los acontecimientos de los Blackwood, encontrando que son una familia billonaria gracias a la venta de autos, bebidas y perfumes. Algunos artículos dicen que la familia ha estado en muchos “accidentes” o que esconde un oscuro secreto a los medios, todo iba relativamente normal hasta que encontré algo que me dejó helada.

Había un título en especial que me llamo la atención, “La maldición de los Blackwood”.

En ella contenía imágenes sobre las muertes de varios integrantes de la familia, no podía creer lo que estaba viendo; era esto lo que Alex me quería decir con el peligro que corría.
No pude dormir bien después de leer todo eso, sentía que mi mente estaba en otro lado; no podía dejar de pensar en todo el sufrimiento que estaba pasando.

—¡Lili!, ¿qué te pasa?

—¿Ah?, no nada es solo que no pude dormir bien anoche.

—Oye si la que no duerme soy yo, ¿no pasó nada?, ¿segura?

—Si segura, estoy pensando en los concursos que tendrá la escuela—la verdad era que pensaba en Alex, y una parte por mis obligaciones.

—Bueno no deberías estresarte, mi club va hacer una pasarela y el tuyo música, son cosas sencillas.

—Y también tienes juego de ajedrez, así que eso sí es difícil.

—Lo será cuando alguien me llegue a ganar, en todo caso es poco probable—menciono confiada.

Hacia una caminata por el campus para despejarme un poco, aunque inevitablemente mi mente se ponía a pensar en lo que vi. No era desagradable ni nada por el estilo, “alguien como tú no puede comprender lo que siento”. Di un suspiro para continuar con mi paseo, llegue a las albercas para ordenar todo antes de que nuestra clase inicie, cuando llegue a las duchas escuché como si alguien se estuviera bañando.

—¿Hola?, disculpe no está permitido usar las duchas fuera del horario.

—Ya terminé no te preocupes—esa voz, abrió la puerta y casi lo veo desnudo, por suerte me tape los ojos.

—¿Podrías quitarte de la puerta?, no me dejas pasar—me hice a un lado aún con los ojos tapados, mis mejillas se pusieron rojas de la pena.

—Abre los ojos estoy vestido, solo me lave la cabeza.

—¿Lo prometes?—mi tono se estaba volviendo temblorosa, muy aparte de todo no se si podría verlo a la cara después de… bueno eso.

—No soy un exhibicionista, y si estuviera desnudo créeme que no serías tú quien me viera.

Su actitud era fría como siempre, pero decidí confiar en él y poco a poco baje mis manos, cuando abrí mis ojos pude ver cómo tenía marcas de labial en su camisa blanca.

—Creo que elegiste mal al ponerte algo blanco.

—Trate de quitarlo pero se esparcía peor, así como las marcas que me dejó en el cuello.

—Yo sé cómo quitarlas—su cara parecía sorprendida por lo que dije.

—Yo igual sé cómo—algo me decía que mentía.

Tomó su suéter gris y termino por irse, quería seguirlo pero si lo hacía probablemente terminaría por decirle lo que se de su familia. La clase de natación empezó y yo nunca entró al agua, no es por qué no me gusten los trajes de baño, es solo que me da miedo la profundidad. Si, tengo “Talasofobia”, así que cada que veo la alberca así de grande me imagino que es el mar y todo me da vueltas.  Por lo que normalmente no asisto a la clase, excepto el día de hoy por las competencias de natación contra otras escuelas. Al final ganaron la preparatoria de Canadá y nosotros quedamos en segundo lugar.

Nuestra Maldición Where stories live. Discover now