Capítulo 10 No me la quiten...

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Lili.

Habíamos regresado a París y el padre de Vero nos recibió con un abrazo, era lógico que estuviera preocupado. Al parecer se había enterado de nuestro secuestro y fue quien mandó el helicóptero que escuche, En parte me sentía mal con el señor, desde que Vero me trajo a su casa he causado muchos problemas. Y con esto que paso no se cómo sentirme al respecto, más cuando se acaba de recuperar y yo vengo a empeorar todo.

Le hicimos una pequeña ceremonia a los guardaespaldas que murieron tratando de protegernos. Ellos tenían un seguro de vida así que sus familiares recibieron el dinero y aparte el padre de Vero le dará una compensación a los hijos para que estudien en las mejores universidades del país. Después de eso continuamos con nuestros estudios la única diferencia sería que estaríamos en casa. Ya habían terminado las vacaciones así que era una lastima para mí ya que no pude organizar los eventos que se tenían en mente para la escuela.

Realmente me sentía decaída, antes de regresar Alex nos había mandado a el hospital para que estuviera más tranquilo, por suerte no nos hicieron nada, pareciera ser que solo fue una advertencia. A pesar de eso después de que nos subimos a las camionetas ya no lo volví a ver.

—Lili, ¿puedo pasar?

—Claro, ¿sucede algo?—dije levantándome de la cama.

—¿Recuerdas que iba a intentar convencer a mi padre sobre regresar a los Ángeles?. Pues, ¡dijo que si!

—¿Es enserio?—no pudimos contener los gritos de alegría, nos abrazamos tan fuerte que terminamos por caernos.

Sabíamos que no iba a ser fácil que accediera a algo así después de lo que pasó, aún así no perdamos la esperanza, se que solo fueron dos meses pero me alegra volver, no soy muy buena hablando francés aunque sigo aprendiendo y eso es lo que cuenta.

Faltaban semanas para que Vero se fuera a jugarse el campeonato de ajedrez en Rusia, así que no era cualquier cosa, antes de eso tendría que jugar contra los mejores de cada país así como lo hizo en París. Ella estaba muy confiada y yo muy nerviosa.

Al fin habíamos llegado lo que me alegraba ya que podría continuar mis estudios y estar presente en la escuela, aunque seguía preocupada por mi puesto como presidenta del consejo estudiantil, tal vez ya lo había perdido.

No quise pensar más en eso, me metí a la ducha y después me fui a dormir ya que mañana tendríamos que desempacar nuestras cosas y remodelar un poco, a la mañana siguiente eso fue lo que hicimos; terminamos agotadas por las cosas que trajimos para decorar los cuartos.  Vero fue la que más se canso, ella trajo mucha ropa nueva. Fue muy especifica al decirme que ella y si armario tendrían que luchar a muerte para ver qué entrara todo y no tirar nada. Y así fue hasta el anochecer.

Yo me quedé dormida en la sala y Vero en su cuarto, ya eran las tres de la mañana, había dormido cinco horas y me sentía sin sueño así que prepare la comida, ya que si, yo cocino lo cual no me molesta ya que es algo que aprendí hacer desde muy pequeña. Vero le tiene miedo a la cocina y yo a que ella cocine, no es por mal pero no sé cómo confunde la sal con el azúcar, yo cocino cosas mexicanas para sentirme en casa de mi abuela.

Decido preparar algo sencillo así que hago unos chilaquiles verdes, preparo también el pollo para desmenuzarlo y ponérselo a la comida, a veces también los como con unos huevos estrellados con tocino, a lo que mi amiga está feliz, ella trabaja y yo cocino es un convenio que tenemos para que yo no vaya a buscar trabajo. A veces intento animarla a qué cocine, solo una vez lo intento y la hoya exprés explotó dejando el techo lleno de frijoles. Mientras recuerdo eso también tengo otras cosas en las cuales pensar.

Nuestra Maldición Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon